Por Camile Roldán Soto / end.croldan@elnuevodia.com
Nunca es demasiado temprano para iniciar a los niños en el hábito de la lectura. Por el contrario, cuanto antes relaciones a tus hijos con los libros mayores serán las probabilidades de que asocien esta actividad con ratos amenos y continúen practicándola por placer -no por obligación- el resto de la vida.
Lo ideal es comenzar desde los primeros meses con libros de materiales flexibles o blandos, con dibujos grandes y en colores llamativos que capturen su atención. De esta manera, se crea la base para una relación familiar y agradable con el libro, explica Hilda Quintana, profesora de Español en la Universidad Interamericana de Cupey.

Un mundo maravilloso
Ahora bien, ¿por qué es importante leerles?, ¿qué beneficios se obtienen al comenzar temprano?
"Leerles desde pequeños es importantísimo para crear el hábito que en el futuro ayudará muchísimo al éxito escolar. Un estudiante que domina la lectura va a escribir bien porque ambas destrezas están relacionadas. Leer contribuye a la adquisición de vocabulario, promueve el pensamiento crítico, aviva la curiosidad y desarrolla la imaginación", señala la profesora, quien durante los últimos 20 años se ha dedicado a investigar sobre la didáctica de la lectura y la escritura.
Si esto no es suficiente, la doctora Ángeles Molina Iturrondo, añade que la actividad "provoca el desarrollo del lenguaje, la cognición, el manejo de los valores, amplía el conocimiento general del mundo y a identificar sentimientos". La también autora del cuento infantil ‘Sopa de hortalizas’ y decana de la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico denomina la lectura como la actividad más productiva que se puede hacer con niños desde que nacen.
Según menciona, existe una relación estrecha entre la lectura de manera dialogada y el desarrollo del lenguaje y las capacidades cognitivas.
"Cuando leemos libros de cuento a estas tempranas edades, estamos exponiendo a los bebés a un lenguaje textual. Es decir, al lenguaje de los libros que ciertamente es mucho más complejo que el que utilizamos para comunicarnos con ellos. Esta exposición e interacción temprana con este tipo de lenguaje tiene el efecto de favorecer la construcción de conocimiento muy precoz sobre cómo funciona el lenguaje en los libros, pero al mismo tiempo permite que los bebés se familiaricen con los convencionalismos en torno a cómo manejamos los libros en nuestra sociedad alfabetizada", apunta la doctora. Por todos los beneficios que supone para los niños, la Academia Americana de Pediatría ha reconocido la importancia de la lectura y recomienda a los padres incluirla como una actividad cotidiana desde los primeros meses de vida.
Todo menos aburrida
Ante todo y especialmente durante los primeros años, la lectura debe ser un momento divertido pues los libros permiten a los pequeños -y a los adultos también- transportarse a situaciones, lugares o dilemas a través de las palabras y la imaginación. Para sacar el máximo de la experiencia, utiliza la entonación, el cambio de voces y los gestos para contar las historias con entusiasmo. Puedes incluso utilizar marionetas como aliadas a la hora de contar alguna historia.
Leer junto a tus hijos también ofrece una oportunidad para que ambos se relajen de las tensiones del día y compartan un rato íntimo de atención uno a uno, de esos que perduran en la memoria. Tal como apunta la doctora Quintana, los libros crean imágenes duraderas y despiertan intereses.
Mientras, a través de las historias también puedes reforzar valores o descubrir inquietudes de tus hijos cuando, por ejemplo, les preguntas cómo resolverían algún dilema presentado en el cuento, con cuál personaje se identifican, qué fue lo más que les gustó de la historia, siempre dependiendo de la dinámica entre ustedes y de la madurez del pequeño.
Transición del hábito
Durante la vida escolar, y muy especialmente durante la pre adolescencia y la adolescencia, puede ocurrir que los niños empiecen a asimilar la lectura más como una obligación que como un pasatiempo. Esta realidad, sumada a la competencia cada vez mayor de las nuevas tecnologías y los juegos de vídeo, pueden convertir en un reto mantener el hábito de leer, coinciden la doctora Molina y el escritor C. J. García, cuyo trabajo se dirige a preadolescentes. Identifican esta etapa como "un momento vivencial difícil" pues los jóvenes atraviesan por una zona gris de no ser niños, pero tampoco adultos. Quizás debido a esto, durante mucho tiempo, el mundo de la literatura abandonó a este público. Había una brecha muy grande entre la oferta de libros infantiles y los dirigidos a lectores mayores de edad. Sin embargo, cada vez es mayor la oferta de materiales disponibles para estas edades. Y no se trata solamente de ‘Harry Potter’. La editorial Ediciones SM otorga el premio Barco de Vapor de Literatura Infantil cada diciembre. Precisamente este año, resultó ganadora la obra ‘Dale la vuelta’, de García, que relata la historia de una niña que se aburre terriblemente durante sus clases y se embarca en un viaje en una particular máquina del tiempo.
Sobre los textos dirigidos a este público, el autor sostiene que se distinguen por continuar siendo imaginativos sin subestimar la capacidad y las experiencias del joven preadolescente.
"Los escritores que funcionan en este nivel están muy conscientes de que la historia es lo primero. Que el muchacho tiene que entender lo que está pasando", enfatiza, al tiempo que destaca la importancia de ofrecerle a este público temáticas que les sean pertinentes. Sin quitar el mérito e importancia de los temas de afirmación nacional, observa que es necesario no encasillarse en los mismos.
En cuanto a las formas de mantener el interés por los libros en esta etapa de transición opina que, ante todo, se empieza por la casa. "Si no ves a mamá o a papá leyendo por disfrute, para ellos también será algo fuera de su radar", enfatiza.
El lector se hace
Lee todos los días y desde pequeños. Incluso puedes comenzar a leerles desde que están en el vientre.
Habilita un espacio cómodo y agradable dentro de su cuarto o la casa para sus libros.
Visiten librerías, bibliotecas, asistan a lecturas de cuentos o presentaciones de libros.
Trata a los libros como el objeto especial que son.
Regala libros en fechas especiales como la navidad o el cumpleaños.
Cada vez que tengas que premiar a tu hijo por algo importante, regálale un libro sobre su tema preferido.
Fomenta en tus hijos la curiosidad y la imaginación en torno a lo que leen.
Realiza actividades relacionadas a los libros. Pueden hacer juntos una historia que pueden ilustrar con dibujos o láminas de revistas.
Da ejemplo. Los niños que ven a sus padres leer entienden que la lectura es importante y necesaria.
Cuando leas en voz alta, hazlo con emoción. Gesticula, entona y usa voces diferentes según los personajes.
Permite que elijan el libro que quieren leer y complace la insistencia por leer la historia una y otra vez.
Conversa o pregúntales acerca de lo que leyeron. Si les gustó y porqué. Hablen sobre los personajes. En ocasiones también pueden hacer preguntas como: qué crees que pasará después.
Fuente: Profesoras Hilda E. Quintana y Ángeles Molina Iturrondo.
Una familia comprometida con la lectura
Es aquella que anima a leer incluso antes de que su hijo o hija sepa leer. También proporciona a niños y niñas libros ilustrados para que hojeen y se recreen con las imágenes. Todo esto contribuye a desarrollar el amor la lectura.
Cuenta cuentos a sus hijos e hijas; les recita rimas y poesías, se las lee en voz alta y llena sus oídos de música y magia.
Da el ejemplo leyendo libros, revistas, periódicos. Permite que sus hijos e hijas los sorprendan con cualquiera de estos en las manos.
Lleva y acompaña a sus hijos e hijas a visitar exposiciones, que asiste a funciones de títeres o teatro y a otros espectáculos culturales con el propósito de para ir afinando su sensibilidad e imaginación.
Comparte y comenta las lecturas de sus hijos e hijas.
Acompaña a sus hijos e hijas a las librería, ferias de libros y bibliotecas - para mirar y seleccionar libros juntos. También los anima a visitar a la biblioteca escolar del colegio.
Fomenta y cuida la biblioteca familiar o personal. No duda en identificar en su casa un espacio adecuado para los libros.
Aprecia y lee, con sus hijos e hijas, las publicaciones realizadas en el colegio.
Comprende que la compra de un libro no es algo fuera del otro mundo. Por eso, en fechas especiales como son los cumpleaños y el Día de Reyes siempre hay un libro entre los regalos. Considera que la compra de libros es parte de los gastos de la educación de sus hijos e hijas.
Se ocupa de ver algunos programas de televisión y películas con sus hijos e hijas para así compartir juntos y comentar.
Fuente: (Adaptado del artículo La mochila de familia: Lectura viajera de Diego Palacios y María Orte publicado en la revista Biribilka, Núm. 2, nov. 2004, p. 50-54 por Matilde García – Arroyo e Hilda E. Quintana. )
Un libro para cada edad
Referencias generales a la hora de elegir cuál comprar:
Recién nacidos a 1 año: elige libros con dibujos grandes, de colores brillantes. Durante esta etapa los pequeños desarrollan su visión así es que mientras más llamativas sean las ilustraciones mayor interés les provocarán. Para esta etapa el mercado ofrece libros de materiales suaves o plástico que los infantes puede manejar mucho mejor que la carpeta dura y son más resistentes que los de papel.
1 a 2 años: suelen disfrutar mucho de historias que incluyan personajes de animales o de bebés, de temas familiares, madres y padres.
2 a 3 años: aprovecha su gusto particular por algún personaje infantil para comprarle libros con esas figuras.
preescolares a adolescentes: ten en cuenta que poco van reconociendo el alfabeto y aumenta la retención. Escoge libros que llamen su atención, puedan reforzar su hábito. Pueden ir juntos a escoger los cuentos.
Fuente: recopilado por El Nuevo Día
No hay comentarios:
Publicar un comentario