El alma de la fotografía o la fotografía del alma
Hace algunos años varias tribus no permitían que se les tomasen fotografías, creían que al imprimir su imagen parte de su alma se iba con ellas, actualmente no se si continúe esa creencia, sin embargo, en pleno siglo XXI yo estoy seguro que aquello es realmente cierto, de alguna forma.
Las imágenes que captura, extrae o se adueña John Sevigny poseen parte del alma de sus dueños. He aquí, que como los poetas, los fotógrafos también se convierten en pequeños dioses al reproducir almas de sujetos de toda índole, y así como un dios, nos muestra en “El Muerto Pare el Santo”, parte de su creación.
Rostros con miradas perdidas o miradas que se adueñan de rostros ajenos, son algunas de las fotografías que podemos admirar en ésta obra. Ideas, sueños, frustraciones tamizan el blanco y negro del papel que se muestra como ventana a un mundo puntual de instantes, momentos varados en el tiempo.
Todos, de alguna forma, tenemos claro-oscuros en el alma, pensamientos sanos e insanos, la vida se rige por tonalidades que van del extremo claro que deslumbra, que enceguece, hasta el negro, la brutal ausencia del todo., por eso John ha decido presentarnos este pequeño universo en estas mismas tonalidades claro-oscuras, donde se vislumbran almas de igual forma.
Me gustaría conocer que piensa el autor al momento en que, el clic de la cámara, succiona como aspiradora la imagen, visón que se resiste a ser copiada. ¿Habrá alguna lucha entre ellos (fotógrafo e imagen)?, ¿un diálogo?, ¿una seducción?, vallan ustedes a saber qué.
Mirar, observar, deleitar, ofuscar, meditar son verbos que se ejercitan cuando abrimos el libro de John, verbos que necesitan un sujeto, seamos parte de esta aventura que nos lleva más allá de la imagen.
Por qué digo “El alma de la fotografía” porque estoy seguro que, aún sin conocer a fondo a John Sevigny, podría afirmar que si algún día le obligasen a dejar la fotografía, él también perdería el alma.
Zacatecas, Zacatecas a 02 de diciembre del 2010
Texto leído durante la inauguración de la exposición "La muerte pare al santo" de John Sevigny, en la Biblioteca Pública Central Estatal "Mauricio Magdaleno".
Nunca jamás alguien podría obligar a John a dejar la fotografía, no sólo es su alma, es él mismo quien deje su alma expuesta en cada fotografía... Saludos
ResponderEliminarALF