En los libros encontré lo que necesitaba,
ahora es mío el mundo y hasta una porción de la eternidad.
Como dice el poeta: “¡Poseo dragones y dioses y lunas!”
A. F.
La señora de los sueños de Sara Sefchovich es una novela que cuenta la historia de Ana Fernández, una ama de casa cuyas aspiraciones de vida se hayan enterradas en la desesperanza y el desaliento. Es una mujer a quien la vida le pesa, le aburre, le asfixia y su escaso sentido de la existencia se reduce a las tareas cotidianas del hogar: lavar la ropa y plancharla, sacudir y limpiar los estantes, hacer las compras y la comida, atender a su marido e hijos. Harta de su condición de vida, la protagonista acude a una terapia psicológica donde se le diagnostica, en efecto, una severa depresión. Está sumida en una tristeza profunda e inexplicable: “ Hay veces en que me baja una tristeza que no puedo parar de llorar, yo misma me pregunto qué me pasa pero no lo sé, no lo sé. Tengo todo lo que una mujer puede pedir: el marido, los hijos, la casa puesta, buena ropa y comida, nada me falta, no sé porqué me siento así. En las mañanas me levanto y me veo en el espejo del baño y pienso que va a empezar otro día igual, lo mismo otra vez y así por todos los meses y años que me quedan de vida, yo dando vueltas por la casa recogiendo, limpiando, cocinando. Y sola, encerrada, aburrida.” Pero la señora de la casa no encuentra alivio alguno con este posible saneamiento psicológico; sin embargo, pronto sucede algo inaudito, su existencia se vuelca y da un giro de ciento ochenta grados al detenerse en la librería por la que pasa todos los días al hacer las compras y en la que nunca repara a detenerse. La portada de un libro llama su atención, es el rostro de una mujer cubierto de velos del que sólo se asoman unos ojos enormes, hermosos y tristes. El dueño le recomienda leer esa novela sobre los árabes y aunque ella se resiste termina por llevársela. La señora se embebe en la lectura tanto que olvida por completo las labores de la cocina, y aquí comienza la historia de Ana a quien se le abre un resquicio de esperanza en su estrecha vida porque inicia por descubrir otros mundos posibles y otras historias de vida a veces más a veces menos desoladoras que la de ella.
Ana se traslada al mundo de Aisha, una mujer árabe quien contrae matrimonio a los doce años de edad y es obligada a abandonar su Umma, su comunidad y familia; así, Ana comienza a viajar por en medio del desierto, por montañas inmensas de arena, de viento y calor, bebiendo leche de camella y comiendo Tarfa, pasando días y noches en el desierto y caminando bajo el sol y bajo las estrellas.
Esta experiencia literaria incita a la protagonista a regresar a la librería y embeberse una vez más en la ficción donde ingresará a la vida de Mashenka una mujer aristócrata perteneciente a la corte de Rusia y amante de la poesía y la música, de la literatura, la declamación y la caligrafía. Más tarde la señora de la casa atravesará por la vida de una sexo servidora quien merodea el Central Park de Nueva York en espera de algún cliente; recorre la Park Avenue, el jardín del Museo de Historia Natural y asiste a los clubes finos como el Palladium, el Underground, el Regines y hasta una de las mejores galerías de la ciudad de los rascacielos.
La pasión literaria está desorbitando la existencia de Ana y sus afanes domésticos han pasado a un segundo plano porque su prioridad ya no estriba en satisfacer los caprichos de la familia sino en arribar a esos mundos imaginarios que le extienden el gusto por la vida.
Ana se transmuta más tarde en la bióloga que habita las montañas de Chatman, una isla de belleza salvaje donde se dedica en cuerpo y alma a descubrir los misterios de la naturaleza; observa los leones marinos de piel oscura, cangrejos rojos con ojos saltones, iguanas majestuosas tendidas sobre las rocas y tortugas gigantes de patas gruesas y pesadas. En otra historia la señora de la casa se convierte en Fidelia una mulata de la Habana que se une a la empresa revolucionaria de Fidel un líder guerrillero. Ambos luchan contra la tiranía, defienden la libertad, la justicia social y los derechos humanos.
Ana se inmiscuye en historias que le dan aliento para amar la vida. Al igual que el Quijote o Madame Bovary, se ha construído un mundo amable y habitable a través de los libros, de sus historias; ha recreado su vida y por lo tanto le ha otorgado sentido a la existencia. La novela de Sara Sefchovich se desarrolla presentando una historia tras otra y ofrecdiéndole a la señora de los sueños el poder de elección. A través de los libros emprende una búsqueda de la felicidad y se descubre en la lectura para vivirlo todo, entrar y salir a otros espacios y otros tiempos, llenar de diversas voces y personajes el mundo que antes la oprimía en soledad y silencio. En medio de cuatro paredes descubre una fuente inagotable de conocimientos, de aventuras y vivencias inimaginables. Y sin dejar de ser ama de casa, una esposa y una madre, Ana Fernández se convierte en la dueña de su vida que ahora la erige en libertad y en el infinito deseo de soñar.
La señora de los sueños es una novela de Sara Sefchovich editada en Alfagura 1994 y 2010.
Ángeles Valle López
Publicado en "Argonautas", suplemento del Diario NTR, 5 de febrero de 2012.
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