Eduardo Campech Miranda
La Secretaría de Educación Pública (sep) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte), siguen errando en la estrategia formar lectores. La modalidad asumida en este ciclo escolar, además de los absurdos estándares de lectura, es la elaboración de un plan para que los docentes de educación básica promuevan la lectura entre sus alumnos.
Como he mencionado en otras ocasiones, en este y otros espacios, mientras los mediadores no sean lectores, no experimenten en carne propia las delicias y sólo las torturas de la lectura, la posibilidad de que la escuela sea una gran formadora de lectores seguirá siendo una utopía. Además los resultados serán contraproducentes en la medida que se privilegie la, mal entendida, comprensión lectora, sobre el goce estético de la obra.
La lectura, como política pública y enfocada hacia el ámbito educativo, no deja de ser una mera simulación. A mi han llegado amigos y conocidos solicitando apoyo y asesoría tanto para la elaboración, como para implementar su proyecto. Obviamente, apelando a la buena voluntad del que esto escribe. Sin pudor afirmo que no hay ningún inconveniente con las amistades, para eso y más estamos. Mi bronca es con los otros.
El promotor de lectura, debe ser una figura profesional, no sólo de apoyo a la educación. Profesional en el ámbito académico, laboral y salarial. No entretenemos niños (aunque exista quien sí lo hace y muy bien), tampoco somos magos (no porque se les brinde una sesión a un grupo de estudiantes, leerán convencidos). El nivel y la calidad de nuestro trabajo están relacionados con una inversión que no se ve: compramos libros, nos esforzamos por acudir a capacitaciones, pasamos horas y horas leyendo (sí, pueden minimizar esta actividad, pero la realizamos por convicción y gusto). Y no existimos para las autoridades educativas, sino como alguien que hace algo “bonito”, en el mejor de los casos.
Los maestros no formarán lectores por decreto. Así como fueron un fracaso las convocatorias del 5º Congreso Nacional de Educación y el 3er. Encuentro Nacional de Padres de Familia y Maestros, concretamente en el rubro de la lectura. Quizá alguien de las huestes de Gordillo Morales lo niegue, pero si no fue un fracaso, ¿por qué se solicita al personal bibliotecario que funja como padre de familia y lleve una propuesta? Así, fracasará esta medida tan disparatada.
En Zacatecas, y en muchas partes del país, hay espacios públicos donde se promueve y fomenta la lectura y en los cuales el único apoyo es el espacio. Se olvidan de un pequeño detalle: el promotor de lectura también come, viste, calza, requiere vivienda, tiene familia y compra libros. En resumen, mientras el promotor de lectura siga al margen, profesionalmente, de los programas de lectura y se apele a su buena disposición, se seguirá desperdiciando un gran capital humano.
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