martes, 14 de febrero de 2012

Más y osaré, más que un extraño enemigo, un extraño canto


Eduardo Campech Miranda[i]

Aproximadamente desde noviembre del año pasado, he estado trabajando con un grupo de sexto grado de primaria. El objetivo primordial es prepararlos para presentar el examen de admisión a secundaria. Sin embargo, he decidido no desaprovechar la oportunidad para acercarlos a la lectura y a la palabra escrita.

Fue precisamente hace un par de semanas cuando estaba pensando en aplicarles un andamiaje. Una de las dificultades a que me enfrentaba era la diversidad, porque además del grupo de sexto, se han ido integrando chicos y chicas de tercero y de quinto grados de primaria y una señorita de primero de secundaria. ¿Qué texto podría usar para que fuera común a todos y sin que sea aburrido para unos y difícil para otros?

La elección recayó en el Himno Nacional Mexicano. Cada lunes, sin falta, salen a la plaza cívica a entonarlo con todo el fervor patriótico, impulsado desde las aulas. El ejercicio arrojó, sin proponérmelo, resultados sorprendentes.

La consigna fue: en la hoja que les di, escriban el Himno Nacional. Las pretextos aparecieron junto a las caras de sorpresa: “¿y si no me lo sé?, ¿y si no me cabe?” Por respuesta obtuvieron un “escribe lo que te sepas o lo que quepa.” Diez de ellos lo escribieron en verso, los ocho restantes lo hicieron en prosa.

De los primeros, cuatro no usaron signos de puntuación, tres hicieron uso o de un punto o una coma. El resto uso sólo puntos. Sólo una niña escribió signos de admiración. Del segundo grupo, únicamente dos niños usaron puntuación: uno, una coma y el otro un punto y aparte y puntos suspensivos.

Más allá de estas fallas, llamó mi atención lo que entienden, o creen entender, al entonar el himno. La modificación más recurrente, seguramente en la población en general, es “y retiemble en sus centros la Tierra…” Otro es “del acero aprestad”, uno más dentro de los de mayor frecuencia es “al sonor o rugir del cañón”, además de “un soldado en cada hijo de dios”. De manera individual, porque los anteriores fueron más colectivos, se presentaron errores como: “Siña opatria tus sienes de oliva”, “y retiemble sucentros la tierra”, “Ciño ¡patria! tus cienes de oliva”, entre otros.

El famoso “más si osare un extraño enemigo”, se cocina aparte. Lo mismo escribieron “Más y osaré un extraño enemigo”, “mas esore un extraño enemigo”, hasta el multicitado “masiosare un extraño enemigo”. Sin contar a dos niños que iniciaron escribiendo La marcha de Zacatecas.

El andamiaje pasó a segundo término. Tan sólo la escritura se llevó todo el tiempo de la actividad. Los resultados provocan las siguientes reflexiones: ¿realmente el conocimiento adquirido es significativo?, vaya, ¿les significa algo cantar cada semana el himno? Lo dudo, en la medida que no tienen noción de lo que repiten. Ese es el problema, se les entrena para repetir, para aprobar el examen inmediato, sin pensar en el examen de la vida. Masiosare no sólo es un extraño enemigo, el mismo himno es extraño, aunque les digan que es amigo.


[i] ecampech@yahoo.com.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario