viernes, 19 de septiembre de 2014

Comprensión lectora y figuras retóricas.

Con la finalidad de enseñar algunas figuras retóricas, se les compartió a un grupo de cuatro estudiantes de secundaria (tres de tercer grado -Emiliano, Omar y Sebastián- y uno más de segundo -Diego), tres poemas para que localizaran antítesis, metáfora, sinestesia, símil, hipérbole, reiteración, aliteración y personificación. 

Nanas de la cebolla.

Miguel Hernández
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.


La lectura se realizó en voz alta. El primero en iniciar fue Sebastián (S), continuó Emiliano (E). Al termino de la misma, les lancé (M) la pregunta: ¿qué vieron?

S: El sabor de la cebolla.
M: ¿Dónde?
S: Donde dice "cuando en la dentadura/sientas un arma./Sientas un fuego/correr dientes abajo/buscando el centro." La cebolla tiene un sabor fuerte, y si la tienes en los dientes es como si te pegaran.
Omar (O): Alguien que estaba en la cárcel.
M: ¿Por qué dices eso?
O: Porque ahí dice "Soledades me quita/cárcel me arranca".

Los otros chicos guardaron silencio. No habían visto nada.

Hasta aquí, observamos dos interpretaciones: una inferencial, la de S, y otra literal, la de O. Insisto, el propósito no era hacer un análisis literario del poema, ni una interpretación profunda. Sin embargo, consideré que era una situación idónea para tratar de conocer cómo se acercan los jóvenes a la poesía, y más cuando es un género que no acostumbran leer.


M: ¿De qué trata el poema?
E: Está describiendo lo que le está pasando a su hijo.
S: Trata de explicarle a su hijo que no esté triste.


Si observamos detenidamente, y conocemos el poema y su contexto, nos percataremos de que hubo una mayor aproximación a partir de la primer pregunta (¿qué vieron?), la cual es poco usual dentro de aula. En tanto, con la segunda (¿de qué trata el poema?), pretendieron sintetizar en una oración toda la trama del poema. Sin embargo, ambas interpretaciones están mucho más alejadas del sentido del texto, que la primera. Aquí cabe cuestionarnos, ¿hasta dónde condiciona una respuesta errónea la manera de preguntar? Me explico: la primera tiene una connotación subjetiva, cada quién va creando sus imágenes mentales en función de su experiencia con el mundo; mientras que la segunda -por la misma dinámica escolar, dada muchas veces por preguntas cerradas y cuya respuesta esté más en función de lo que quiere escuchar el maestro- estriba una respuesta más racional.

A partir de este momento se les explicó el contexto del poeta y del poema, de manera breve. Una vez identificados los personajes y las circunstancias del poema, se continúo con otra serie de preguntas:

M: ¿Dónde está el niño?
E: En la cuna, ahí menciona la cuna: "Una mujer morena,/resuelta en luna,/se derrama hilo a hilo/sobre la cuna,"
M: ¿Qué está haciendo la mujer?
D: Amamanta al niño.
M: Entonces, ¿qué representa la luna?
O: ¿la chichi?
M: Sí. Así es. ¿Ya vieron que en el verso "se derrama hilo a hilo" nos está ilustrando unos senos que expulsan leche?
Todos: Sí.
M: ¿Qué edad tiene el niño?
S: Ocho meses.
M: ¿Qué son los azahares?
E: Una flor.
M: ¿De qué color?
E: Creo que blancas, porque los dientes de los bebés son blancos.
M: ¿Y qué son los jazmines?
(Silencio)
M: ¿Qué dijimos que son los azahares?
D: Flores.
M: Bien, ¿qué serán los jazmines?
E: ¿Flores?
M: ¿De qué color?
E: Blancas.
M: Ya por último, para pasar a identificar las figuras retóricas, ¿qué quiere decir "Tu risa me hace libre,/me pone alas./Soledades me quita,/cárcel me arranca."?
E: Con la visión del bebé se olvida que está preso.

Acto seguido, escuchamos la versión musicalizada por Alberto Cortés e interpretada por Joan Manuel Serrat:




Elegía

Miguel Hernández
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se
me ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
con quien tanto quería.)


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento.
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.



Para el segundo poema, también de Hernández, la dinámica fue muy similar:

M: ¿Qué vieron?
E: Sentimiento triste. Un pleito, por lo que dice al principio. Alguien que quería mucho murió, porque ahí dice: "No perdono a la muerte enamorada."
O: Un familiar muerto, luego se murió su esposa.
D: Una riña con otra persona, esa persona murió.
S: Quiere recuperar a la persona fallecida, pero no era su esposa, es un hombre, dice: "compañero del alma, compañero".
M: Sí, tienen razón en varias cosas que han dicho. Hay, en efecto, un muerto, hay dolor por esa muerte, es un varón, pero ¿dónde vieron la riña?
E: Donde dice "Un manotazo duro, un golpe helado/un hachazo invisible y homicida,/un empujón brutal te ha derribado."
D: En la parte que dice: "Un manotazo duro..."

Hago una pausa y solicito que pongan atención a la dedicatoria. No les dice nada. Entonces vuelvo a intervenir y expongo la relación de amistad entre Miguel Hernández y Ramón Sijé, y la manera como murió el segundo.

S: Entonces murió joven, porque ahí dice: "Temprano levantó la muerte el vuelo".
M: Sí. Así es. Con lo expuesto hasta aquí, ¿tiene más sentido el texto?
Todos: Sí

Me queda claro que tuve que profundizar más a partir de esta última pregunta, sin embargo, los chicos ya manifestaban cierto cansancio, por lo cual decidí lanzar sólo un par de preguntas más.

M: ¿Qué es hortelano?
S: El que cuida-
M: ¿Qué cuida?
S: Donde está enterrado.
M: ¿Dónde está enterrado?
(Silencio)
M: Vamos por otro lado, ¿qué es estercolar, a qué se refiere ese verbo?
(Silencio)
M: ¿A qué les suena estercolar?
E: ¿Estiércol?
M: Sí. ¿Cuál es uno de los usos que se le da al estiércol?
O: Para que crezcan las flores.
M: Sí, correcto. Ahora, ¿Qué pasa con un cadáver cuando se sepulta?
S: Se descompone.
M: Cierto, ¿y una vez que se descompone, que sucede con sus desechos orgánicos?
D: También sirven como abono.
M: Una vez que sabemos todo esto, pregunto, ¿Qué abona el cuerpo del amigo muerto?
S y E: Las amapolas.
M: Perfecto, Ahora vuelvo a la primera pregunta, ¿qué es un hortelano?
(Nuevamente silencio).
M: Como los veo cansados vamos a avanzar, hortelano es quien cuida y atiende un huerto.

Igual que con las "Nanas de la cebolla", escuchamos la versión musicalizada.


Finalmente, y ya sin seguir la dinámica de preguntas, leí el poema de Paz. En este y en el poema anterior se siguieron localizando las figuras retóricas.

Las palabras

Octavio Paz

Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.


Aunque como se explicó el ejercicio tenía como fin primordial localizar las figuras retóricas, permitió dar luz en torno a la manera como se van construyendo las interpretaciones. Observamos cómo éstas pueden derivar de inferencias (el gusto de la cebolla en los dientes como un arma que golpea, por lo fuerte del sabor) o de manera textual (el identificar que el narrador del poema está preso porque así lo dice el texto). 

¡Feliz Día del Bibliotecario!

Eduardo Campech Miranda

Ayer 20 de julio se celebró el Día del Bibliotecario en nuestro país. Es altamente probable que haya pasado desapercibido para el grueso de la población. No hubo pronunciamientos gubernamentales. No, al menos en el territorio estatal. Tampoco hay felicitaciones en racimo. Ayer fue el Día del Bibliotecario, y peor aún, no todos los bibliotecarios se enteraron.

Lo anterior responde, entre otras causas, a la invisibilidad de la profesión. Me refiero, primordialmente, a los bibliotecarios públicos. Ignoro por completo el ámbito de aquellos colegas que se formaron en una universidad.

La mayoría de las veces el personal bibliotecario llega de manera azarosa a su cargo: es premio y castigo de las campañas electorales, compromiso de familia o amistad, sucursal de Siberia en México. Ciudadanos que, como lo he dicho en otras ocasiones, la primera vez que pisaron una biblioteca fue para solicitar trabajo o asumir un cargo.

Dentro de ese universo se destacan aquellos que se identifican con su labor. Esos que descubrieron que su materia prima son los libros y la lectura, y su razón de ser, la sociedad. Esos que ante la carencia de material, le brindan opciones al usuario. Porque justo es decir que también hay de esos.

¿Cómo puede el bibliotecario despojarse de esa invisibilidad? En primer lugar, asumirse como bibliotecario y no como cuidador de libros. No basta con organizar, acomodar, alinear el material bibliográfico. No es suficiente con dar, en mano, el libro a quien lo solicita. Y es lamentable un “no sé” o “no lo tenemos”. Hay que brindar opciones, hay que sumergirse en los libros. Bibliotecario que se aburre en su trabajo, no sirve.

En segundo lugar debe proyectar su trabajo más allá de los muros de la biblioteca. Estos espacios son concebidos como una extensión de la escuela. Debe ser capaz de mostrar por qué es importante su trabajo para el ama de casa, el mecánico, la cocinera, el taxista. Al realizar lo anterior, está diciendo a la sociedad: “cualquiera puede cuidar los libros, pero no cualquiera puede acercarte a la información.”

Es así, por lo descrito en el párrafo anterior, que el bibliotecario no puede ser inmune a las transformaciones que sacuden a nuestra sociedad. Es decir, debe aprender a manejar las nuevas tecnologías, informarse a través de ellas, desarrollar el criterio de selección de fuentes electrónicas, vincular éstas con los libros, complementarlos.

Existen bibliotecarios que se precian de contar con diez o más años de experiencia, sin embargo, su práctica es la misma desde que iniciaron. Otros, en cambio, se preparan, se forman, indagan, para su crecimiento personal y profesional. Leen, lee tan bien, que su sentido crítico se agudiza y cuestionan. Mal asunto, a los señoritingos del poder no les gusta que los sometan a juicios. Todo lo que hacen están bien y es por nuestro bienestar. Entonces el bibliotecario se expresa, propone, y firma su próxima salida de la biblioteca.


Felicidades, pues, a todos aquellos bibliotecarios que se enorgullecen de serlo, y que día a día, lo demuestran con su trabajo.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, julio 21 de 2014.

Mis Vacaciones en la Biblioteca 2014

Eduardo Campech Miranda

Como cada verano las bibliotecas públicas del país abren de par en par sus puertas, y sus libros, a la espera de miles de pequeños dispuestos a pasar momentos divertidos con los libros. Esta es la coyuntura para que aquellas bibliotecas que se quejan amargamente por la falta de asistentes, entablen una nueva dinámica de interrrelaciones.

Es así que la Biblioteca Pública Central Estatal “Mauricio Magdaleno” ofrece una variada oferta de actividades, buscando generar diálogos significativos en torno a los libros y la lectura, dentro de los espacios de los talleres, pero también en los hogares. En este marco se podrán encontrar espacios para personas desde los cuatro años de edad. A continuación brindo una pequeña descripción de cada taller, dependiendo del rango de edad:

En el turno matutino, para los preescolares, de cuatro a seis años: “Detrás de la puerta”, buscará que algunos de los principales temores de los niños afloren en este taller, no para tratarlos, sino para desmitificarlos y suavizar sus efectos nocivos; “Leamos juntos para escucharnos más”, proporciona herramientas mediante experiencias vivenciales de orientación a los padres de familia, abuelos, tíos o cualquier adulto a cargo de un niño o incluso joven, para que sean mejores acompañantes de los chicos en su actividad lectora; “Lo maravilloso del Universo”, hará un viaje a través de la imaginación, donde aterrizarán en la Luna, las estrellas y el Sol; “Carrusel de palabras”, brinda a los niños pequeños actividades y juegos vinculados a lecturas y juegos de palabras y “Pomparricas de colores”, busca contribuir a que los niños encuentren opciones para expresarse y comunicarse mejor, así como desarrollar sus habilidades para ser capaces de dar soluciones creativas a los retos y problemas de su entorno.

De seis a diez años: “Inteligencia emocional”, el objetivo del taller es conocer y aprender a identificar las distintas emociones en uno mismo y en los demás, así como estrategias para gestionarlas, es decir, la regulación emocional, todo ello desde una temprana edad. De siete a diez años: “Rincón de la imaginaria”, es un taller donde la palabra se vuelve creadora, exploradora, vehículo de libertad. A través de juegos los asistentes crearán y leerán adivinanzas, trabalenguas, caligramas, acrósticos, inventarán palabras, reescribirán cuentos, inventarán títulos. De nueve a doce años: “Tradiciones, leyendas y personajes de Zacatecas”, en este taller busca rescatar, y difundir, entre los pequeños asistentes las tradiciones de la capital zacatecana. Además de brindar información de los personajes emblemáticos de la entidad y emocionarlos con las leyendas populares y “Dibujo y pintura”, aprenderán lo básico del dibujo, desde ejercicios musculares hasta dibujos con sombras y perspectiva.

Para los mayores de once años la oferta también es variada: “Cortázar. Factoría de minificción”, propone la creación de textos breves y la lectura del cronopio mayor; “Los hombres del centenario”, difunde la obra de tres escritores que cumplen cien años: Octavio Paz, Efraín Huerta y Adolfo Bioy Casares; “CreArte” propone cinco procesos creativos muy interesantes. El fin es presentar algunas maneras de aprender a ver con otros ojos nuestro entorno, nuestro propio ser; escuchar historias, asimilarlas, sentirlas, analizarlas y evocar, imaginar, visualizar... Y después de ello tener la libertad para crear. Y para los mayores de doce años: “Computación”, dirigido a aquellos que ya tienen nociones del tema y buscan conocer más. “Macramé”, el arte de hacer nudos con hilo cáñamo; “Tejido”, donde se vinculan el arte del gancho, la lectura y la conversación.

En el turno vespertino, “Macramé”, para todas las edades; “Pintura al óleo sobre tela”, para niños de siete a doce años, aquí se enseñará al niño la combinación de los colores primarios y los neutros, para esto ello tendrán una paleta de colores en la cual harán mezclas que en muchas ocasiones parecen complicadas pero la imaginación será su mejor herramienta, y “Guitarra Básica” para mayores de doce años, quienes conjugando la teoría y la práctica, alcanzarán hacia la tercera semana interpretar melodías en Sol y Do.


Las inscripciones serán del 14 al 18 de julio, iniciando las actividades el 21 de julio, para concluir el 8 de agosto. Todos los talleres tienen cupo limitado a veinticinco asistentes y son completamente gratuitos. El único requisito es prestarse en las instalaciones de la biblioteca con una copia del acta de nacimiento del participante. Los menores de edad deberán ser inscritos por un adulto. Mayores informes y dudas al 9240562 y en la página de Facebook: Fomento a la Lectura. Coordinación Estatal de Bibliotecas Zacatecas.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, julio 14 de 2014.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Y si Adelita se fuera con otro: el taller II


Eduardo Campech Miranda

En la cuarta sesión recuperamos el tiempo y las actividades pendientes del día anterior. Iniciamos eligiendo un corrido por asistente. Luego dibujarían algo alusivo. Varios de los participantes manifestaron su poca destreza al dibujar, por ello se les brindó la opción de copiar un dibujo de algún libro. Así lo hicieron, y con él se dispusieron a diseñar títeres planos, elemento fundamental de las sombras chinescas. Para cerrar el encuentro se proyectaron unas imágenes de las épocas porfiristas y revolucionarias, y otras más del Archivo Casasola. Este día un nuevo integrante llevó una guitarra y dos de los asistentes quisieron compartir la interpretación de corridos, cantados y recitados.

El viernes se abordó someramente la figura de José Guadalupe Posada. Se mostraron algunos libros que tratan de la vida y obra del hidrocálido. Con material económico (charolas de unicel, pintura vinílica, lápiz, hojas y una prensa para hacer tortillas) se elaboraron grabados con temas de corridos. La variedad hizo presencia: desde los corridos revolucionarios (“La persecución de Villa”, hasta “Camelia la texana”. La participación fue entusiasta.

Para el último día se les pidió que llevaran impresos los temas que se les habían hecho llegar vía electrónica. Así, de una selección de veintidós corridos (mismos que también se les obsequió), ellos escogieron cuáles deseaban cantar. La sala Hermanos de Santiago fue testigo de cómo “La Adelita”, “La toma de Zacatecas”, “La rielera”, “El caballo blanco”, “La cárcel de Cananea”, “Rosita Alvírez” (con el toque de humor de El Piporro), “La cucaracha” inundaron el ambiente, al grado de llamar la atención de una pareja de turistas. Para cerrar, cada asistente escribió un corrido a partir de palabras derivadas de un juego de lotería.

La experiencia fue rica. El observar la compenetración que se alcanza en un grupo heterogéneo (había abogadas, ingenieros, maestras, amas de casa, estudiantes universitarias, estudiantes de secundaria) cuando se persigue un fin común.


Y si Adelita se fuera con otro, es sólo uno de las decenas de talleres que se pueden ofrecer en distintos espacios de lectura (bibliotecas, casas de cultura, salas de lectura), y con ello posibilitar la accesibilidad que refiere Judith Kalman.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 30 de junio de 2014.

Y si Adelita se fuera con otro: el taller I


Eduardo Campech Miranda

Hace ya varios años que el equipo de asesores de la Subdirección de Fomento a la Lectura, de la Dirección General de Bibliotecas, del conaculta, realiza año con año una serie de actividades de Animación a la Lectura las cuales se publican y distribuyen como manuales. Si bien el propósito inmediato de estos materiales es dotar al bibliotecario de una guía para la realización de los talleres de verano (y de conmemoraciones específicas: día de muertos, Navidad, etc.) y con ello generar una serie de actividades que propicien la formación de lectores (entendiéndose que esta labor lleva implícita una periodicidad y recurrencia), éste se pierde en la temporalidad. Es decir, pocas son las bibliotecas públicas que rescatan propuestas de años anteriores para ofrecer talleres en la actualidad.

Del baúl de esos recuerdos es como recuperé un taller diseñado por la siempre creativa Rocío del Pilar Corra: Y si Adelita se fuera con otro. Seis sesiones que abordan en tema del corrido mexicano como pretexto para generar curiosidad y deseos de leer más del tema, o de los temas periféricos. Es así como en el marco de la celebración del Centenario de la Toma de Zacatecas impartí ese taller.

La experiencia fue sumamente rica puesto que Correa supo conjugar distintas manifestaciones artísticas (música, literatura, fotografía, plástica) con la historia. El eje rector fue la lectura. No de una obra completa, la intención era dejar sembrada la semilla en cada uno de los asistentes, para que posteriormente acudan a la biblioteca, librería o sala de lectura de su preferencia y concluyan el texto. Las sesiones, seis, fueron variadas en actividades y materiales. A continuación presentaré una reseña de ellas:

Primera sesión: Se realizó una introducción del taller. Por equipos investigaron los antecedentes líricos e históricos del corrido y la influencia y penetración que ha tenido en nuestras vidas. Asimismo escuchamos la música de un corrido de la época de independencia (“Corrido de Valerio Trujano”). Y realizaron un ejercicio de escritura de un corrido. El segundo día, con un círculo de lectura como estrategia, conocimos un poco más de la vida de Francisco I. Madero. Los asistentes se sorprendieron con algunos datos de la vida de este personaje: su afición por el espiritismo, el terremoto que azotó a la Ciudad de México el día de su entrada triunfal, que la “I” de su nombre es una abreviación de Ignacio, no de Indalecio, y el paso del cometa Halley por la tierra en 1910. Después leímos los corridos dedicados a Madero y comparamos las versiones.


La tercera sesión abordamos los corridos villistas y zapatistas. El grupo se dividió en tres equipos, dos de ellos investigarían las vidas del Caudillo del Sur y del Centauro del Norte, el tercero, el episodio de la Toma de Zacatecas. La segunda parte de la actividad no la realizamos. La presencia de un invitado inesperado (Pepe Aguilar) generó mucha expectación entre los asistentes. Así que en la cuarta sesión retomaríamos lo que quedó pendiente (de igual manera, la próxima colaboración continuará esta reseña).

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, junio 23 de 2014.

El mundo hundido por un balón


Eduardo Campech Miranda

En 1986 contaba yo con catorce fabulosos años. Mi padre y mis tíos me contaban de la fiesta que fue la edición de 1970 de la Copa Mundial de Futbol. En esa edad poco me importaban los problemas nacionales, y menos aún los libros. La vida era cumplir en la secundaria y jugar futbol. Todo el tiempo, todo el día, a todas horas.

Jugaba en las fuerzas básicas de los Coyotes del Neza. Ahí tuve como compañeros a dos chicos que serían jugadores profesionales años después: Joaquín Moreno (campeón con Cruz Azul) y Armando Polanco (quien militó en las filas del Argenta zacatecano). El resto no pasamos del sector amateur. Como integrantes del club, cada quince días ingresábamos al estadio y realizábamos la labor de baloneros (esos chicos que están al pendiente de entregar el esférico lo más pronto posible), y en el medio tiempo éramos protagonistas de un minipartido.

El estadio, que entonces tomó el nombre de Neza 86 y dejó el de José López Portillo, sería sede del Mundial de México. Ingenuos, pensamos que nuestra labor en los partidos disputados en el inmueble seguiría intacta. No contábamos con que los hijos de los directivos tenían reservación. Decía que el estadio estaba en una zona muy marginal. Las casas estaban construidas de láminas, cartones, madera. En muchas de ellas se podían ver criaderos de cerdos en los patios.

Hacia mediados de mayo de ese año, como por arte de magia, el escenario cambió: calles pavimentadas, todas (sí, dije todas) las casas aledañas contaban con una fachada colorida, construida con tabiques y cemento. No idénticas, pero sí con un diseño en común. El Dios FIFA había pasado por Neza.

Eduardo Galeano, en su libro El futbol a sol y sombra, describe cómo era el mundo en ese entonces: Duvalier escapaba de Haití, lo mismo hacía Ferdinand Marcos en Filipinas; nuestro planeta recibía la visita del Halley; en Japón se suicidaban veintitrés jóvenes emulando a una cantante; un terremoto sacudía a El Salvador; Chernobyl quemaba su cielo (Sabina dixit). Felipe González asumía la cabeza de la OTAN; morían Olof Palme, Henry Moore, Simone de Beauvoir, Jean Genet, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Mauricio Magdaleno.


Decían que el mundo estaba unido por un balón. No, el mundo es un balón cuyos dueños no nos dejan jugar a una gran mayoría. Sólo somos espectadores de los encuentros (en las canchas, en los estadios, en los congresos). Al pasar el tiempo, y previo inventario, como aficionado (no fanático) me doy cuenta que el lema del mundial 86, sigue teniendo vigencia, sólo es cuestión de cambiar un verbo: El mundo hundido por un balón.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 16 de junio de 2014.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Carta a un joven promotor de lectura


Eduardo Campech Miranda


Estimado joven:

A pesar de que no tener el gusto de conocerte, sé de tu entusiasmo por la formación de lectores y la promoción de la lectura. No te llamo mediador porque es una acción (al margen de lo que algunos teóricos argumentan), que a mi juicio, tiene en la misma práctica la capacidad de vincular de manera significativa al individuo y al libro. El promotor también tiene ese propósito, pero no siempre lo consigue. Ejemplos de lo anterior los encontramos en aquellos bibliotecarios, maestros y padres de familia que consiguen, con sus prácticas y buenos deseos, vacunar contra la lectura.

Primero, te sugiero (todas mis apreciaciones son sugerencias), que la energía, el empeño y el panorama optimista que te planteas al iniciar esta labor, continúe constantemente. Pero también, que mantengas los pies sobre la tierra. No, de ninguna manera vas a tener ochenta asistentes a cada uno de tus actos de lectura que planees. Recuerda: los estás invitando a leer, no les estás regalando cerveza u otro objeto. Ni mucho menos eres una personalidad que convoca con sólo su nombre (o figura).

Y he aquí donde la necedad (bien encaminada) te redituará frutos. Piensa, primero, para qué quieres que la gente lea. Una vez que respondas a esta pregunta, pero no una respuesta fácil, inmediata, de esas que todos conocemos y que tanto enarbolan las personas que no leen. ¿Por qué es importante esto? Porque así tendrás oportunidad de ofrecer algo concreto, y no sólo una abstracción.

Utiliza lo anterior como pretexto, como campaña de mercadotecnia. No te desanimes si en las primeras ocasiones va una o ninguna persona. Sin que mi intención sea emular a Og Mandino, Alfonso Lara Castilla, José Cruz o cualquier otro autor de superación personal, te aconsejo: analiza la situación, modifica si es necesario y persevera. La lectura no es de multitudes. La atención personalizada le brindará a tu prospecto de lector la confianza para dialogar y revalorar sus apreciaciones. De ello dependerá algo fundamental: el reconocimiento del otro.

Lee, pero lee con gusto, con curiosidad, con una actitud de diálogo y reto ante el libro. Exígete como lector. Busca apoyo en lectores más avanzados (no estamos obligados a saberlo todo). Nutre tus lecturas con conversaciones significativas, con otras manifestaciones culturales, con la experiencia de vida (tuya y de otros). Haz de la lectura un reto, y de ese reto, un placer.

Y, principalmente, muestra lo que la lectura ha hecho en ti: mejorado tu lenguaje (ya no digas “íbanos”, “estábanos”); mejora tu ortografía y tu redacción, escribe, escribe también mucho, pero mantén un ojo crítico. Las grandes obras no se hicieron sin borrador.


Finalmente, mantén siempre una buena disposición al aprendizaje. Si piensas que lo sabes todo, o que sólo la gente con gran fama te va a dejar algún conocimiento, Si piensas que lo sabes todo, deja a la lectura en paz, y prepara tu funeral.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, junio 9 de 2014.