jueves, 16 de mayo de 2013

Diez propuestas para iniciarse en la lectura.



Eduardo Campech Miranda
Hace un par de semanas, un supervisor de secundaria me solicitó que le enviara por correo electrónico un listado de diez libros que, a mi juicio, fueran fundamentales para iniciar en el gusto por la lectura. Me parece que en este ámbito no hay un canon infalible. No obstante, complaceré al profesor referido a partir de lo que me ha funcionado. Advirtiendo, desde luego, que es sólo una propuesta de títulos, la cual puede modificarse o ampliarse.

1.     El cartero de Neruda (Ardiente paciencia) de Antonio Skármeta.

 Este título lo considero mi “caballito de batalla”. La trama es sencilla: un joven cartero se enamora de una bella joven, Beatriz González. Como no tiene la menor idea qué hacer para conquistarla, solicita ayuda a su único cliente: Pablo Neruda. Sin embargo, la poesía del Nobel tendrá que hacer frente a los refranes de la madre de Beatriz: Rosa viuda de González. Una lectura más profunda nos permite identificar versos de Neruda y el contexto socioeconómico previo al golpe militar de 1973 en Chile. La obra se oferta con los dos títulos: El cartero de Neruda o Ardiente paciencia, además de existir la versión cinematográfica: Il Postino.

2.     El lector de Bernhard Schilnk.


A este título llegué por azar. Buscando otro título en una librería me llamó la atención El lector. Leía la cuarta de forros y al ver el sello editorial, me convencí de adquirirlo. Una vez iniciada la lectura, me congratulé de tal decisión. El lector es una historia de amor entre un chico de quince años, Michael, y una mujer que le dobla la edad, Hanna. Ella le solicita que le lea en voz alta. De esta manera ella conoce personajes creados por Dickens, Goethe, y otros. Sin embargo, no sólo son clandestinos los encuentros de los amantes, Hanna también tiene un secreto que considera inconfesable. En la segunda parte de la obra se develará éste, Michael se encontrará en una encrucijada. El desenlace es inesperado. También hay la versión cinematográfica: The reader.

3.     Canasta de cuentos mexicanos de B. Traven.


Tal vez por su sencillez, tal vez porque es el primer libro que leí completo (más no voluntariamente), este volumen ha resultado exitoso entre quienes me piden una recomendación para iniciarse en la lectura. La mayoría de los cuentos que nos presenta Traven se desarrollan en ámbitos rurales mexicanos, primordialmente del sureste. En la década del cincuenta, del siglo xx, se llevaron a la pantalla grande algunas de las historias incluidas en esta obra. Algunas de ellas, por ejemplo, “La Tigresa” es una anécdota que encontramos en diversas obras, latitudes y momentos. Traven despoja de la ingenuidad al indígena y con ella arropa al gringo.

4.     Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.


Claudia Gaete nos develó el misterio de la canción “Las batallas” de Café Tacvba: el libro de José Emilio Pacheco. También llevada al cine, bajo la dirección de Alberto Isaac y con el nombre de Mariana Mariana, la historia se desarrolla en el México de Miguel Alemán, concretamente, en la colonia Roma, del Distrito Federal. Carlos, un niño de ocho años, se enamora de la madre de Jim: Mariana. La confesión de este amor desata un escándalo en la escuela y las familias involucradas. Pacheco nos describe una época donde el México rural intentaba quedar atrás.

5.     Querido Diego te abraza Quiela de Elena Poniatowska.


La mayoría de la gente sólo asocia a Frida Kahlo como la única esposa de Diego Rivera. Pocos saben de la relación que sostuvo el pintor guanajuatense con la rusa Angelina Beloff, Quiela. Poniatowska recupera, organiza y nos presenta la correspondencia que Beloff enviaba, desde París, a un Rivera ausente, sin compromiso, con total desapego. Las cartas develan el amor de la rusa al mexicano, pero también, la concepción del amor que se tenía hace algunos años y en con la cual crecieron muchas generaciones.

6.     Un viejo que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda.


Dicen que lo que bien se aprende, nunca se olvida. José Antonio Bolívar olvidó que sabía leer, pero no olvidó leer. En medio de la selva amazónica, un día descubre que sabe leer. Entonces, le solicita a un dentista le consiga libros. Éste cumple la encomienda en brazos de una mujer pública. Sepúlveda narra el proceso lector del viejo, pero a la par desarrolla otra historia: una de conciencia ecológica y amor por la naturaleza.

7.     Relatos vertiginosos, antología hecha por Lauro Zavala.


Una de las explicaciones más recurrentes, por no llamarlas excusas, del por qué la gente no lee, es por falta de tiempo. Lauro Zavala antologa una serie de textos breves, cuya extensión de cada uno no pasa de las 400 palabras. En el libro encontramos diversidad de géneros: minicuentos o cuentos ultracortos, micro-relatos o relatos ultracortos y minificciones híbridas. Quien no tenga tiempo de leer una de estas narraciones, exhibe que de lo que carece es de falta de interés, o de educación para la lectura.

8.     16 cuentos latinoamericanos.


Las antologías son un buen gancho para atrapar lectores. En esta edición de varias firmas latinoamericanas encontraremos 16 historias para compartir y para entrañar. En estas páginas encontraremos las voces de: Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Murilo Rubião, René del Risco, Sergio Ramírez, Óscar Cerruto, Francisco Massiani, Iván Egüez, Augusto Monterroso, Antonio Skármeta, Mario Benedetti, Rodrigo Soto, Magali García, José Emilio Pacheco, Senel Paz y Alfredo Bryce Echenique.

9.     ¿Quién como Dios? de Eladia González.


Esta obra, cuyo argumento se desarrolla en San Miguel de Allende, Guanajuato en el siglo xix, tiene es un intertexto de Cyrano de Bergerac. Soledad Ugarte, una mujer que llega al matrimonio con nula información de lo que sucede en las alcobas, va descubriendo poco a poco los vericuetos de su nueva vida. Un texto histórico con humor y romance.

10.Otro recuento de poemas de Jaime Sabines.


La poesía es un género literario menos leído que la narrativa, y más que el teatro. Jaime Sabines tiene, citando a Silvio Rodríguez, “la palabra precisa”. Esta obra, que reúne toda su poesía, nos permite acercarnos a una lírica coloquial, de fácil contacto. Los versos de Sabines, son de una manufactura que el lector piensa: “eso mismo quería decir yo.” Sabines va cantando al amor, al desamor, a la soledad, a su padre, a su madre, a Julito y a Dios.



Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, mayo 6 de 2013.

2 comentarios:

  1. Algunos ya los he leído pero otros no. Interesantes sugerencias, gracias!

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  2. "Leer y escribir no es un privilegio, es un derecho de todos los mexicanos" decía una cita en cierto sexenio, era la bandera del secretario de educación. Que lejos estamos de ejercer el derecho a la lectura, mucho menos a la escritura. La lectura te abre horizontes insospechados y cada persona debe buscar la literatura de su interés así como promover la lectura así como se promueve el voto electoral. Año tras año vemos que se va perdiendo en forma general el gusto por la lectura y mas actualmente por el uso de los medios digitales. Demos el ejemplo leyendo y recomendando libros. "Un pueblo culto es un pueblo es un pueblo en progreso".

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