La convicción: parte fundamental de los programas de lectura.
Se ha dicho hasta el cansancio que las cuestiones inherentes en torno a la promoción del libro y la lectura, y la consiguiente formación de lectores es algo que nos preocupa a todos los aquí presentes, ¿pero a quién ocupa? En distintos sectores, en diversos espacios se escucha que el problema tiene su origen en la frase que se convierte en axioma: “como los maestros no leen, los niños tampoco”; luego, los maestros tienen la culpa. Verdad a medias o media mentira. Debo confesar que también fui partidario de esa postura. Ahora, al paso de los años, y con la experiencia de haber trabajado, aunque sea en una ocasión, en varios sectores, tanto escolares como civiles y penales, han cambiado mi paradigma. El problema de la lectura es un problema social que compete a todos: maestros, familia, medios de comunicación, funcionarios, políticos, figuras públicas, bibliotecarios, promotores culturales y de lectura, animadores de la lectura, escritores, libreros... todos.
Todos vamos en el mismo barco y cada uno es importante desde su trinchera, por decirlo de alguna manera. De poco o nada sirven que existan maestros que entreguen alma, corazón y vida en contagiar su gusto por la lectura, si el alumno o la alumna llegan a casa y se encuentran con que en los ratos de ocio se dedican a ver televisión. De poco sirven los esfuerzos por dotar de bibliografía y equipar bibliotecas públicas, escolares y de aula si en la casa el libro es un objeto ajeno tanto en el manejo (¿y cómo leo un libro?) como el poder adquirirlo (compro libros o como). De poco o nada sirve que existan familias interesadas en formar a sus hijos lectores e incorporarlos a otras posibilidades de recreación más cercanas al arte, la cultura y la esencia humana, si al llegar a la escuela la lectura sólo sirve para cumplir con los programas de la currícula académica.
Zacatecas cuenta con al menos tres programas de promoción de la lectura de índole gubernamental: Red Estatal de Bibliotecas Públicas, Programa Nacional Salas de Lectura y Programa Nacional de Lectura; además de otras instancias civiles tales como la Asociación Leyendo Juntos, la Asociación de Libreros de Zacatecas y los múltiples lectores que comparten sin empacho su pasión desinteresadamente. Entonces, ¿por qué estamos donde estamos en la prueba PISA? Dicha evaluación ubica muy mal al país en general y a la entidad en particular dentro de las competencias lectoras. Los adolescentes no tienen buena comprensión, no entienden. Pero ¿acaso lo hacen los maestros, bibliotecarios, promotores de lectura, padres de familia? Parte medular es sin duda el papel que desempeñe el mediador, entendiendo éste como aquel que facilita el acceso de los libros con el incipiente lector. Si se realizara una prueba similar a los mediadores, ¿qué resultados se obtendrían? ¿mejoraríamos? ¿empeoraríamos?
Y es que el asunto es fácil y sencillo: si no estamos convencidos de los privilegios y las posibilidades intelectuales que otorgan el leer, otra vez, de nada o poco sirven los esfuerzos, vengan de donde vengan. ¿Por qué fumamos si sabemos las fatales consecuencias que acarrea? Porque estamos convencidos de que es un placer. Sirvan, pues, de muestra varios botones.
Ahí los dejo, a mí no me gusta leer
Socialmente se culpa al magisterio o al sistema educativo en la formación de lectores, porque es ahí donde se trata de acercarlos a la palabra escrita. Bueno, no hay que olvidar que la lectura y la escritura más que prácticas sociales, tienen el estigma de ser prácticas escolares. No obstante, dicha formación es más por obligación que por la convicción mencionada, tanto de los alumnos como de los maestros, de tal forma que leer se convierte en un mecanismo disciplinario y domesticador: “de castigo vas a leer de tal página a tal página”. Durante un Festival de la Palabra, en la Ciudad de México, Carmen Armendáriz sugería que se incluyera la materia de Promoción de la Lectura dentro del programa académico normalista. En lo particular considero que es un acierto que no está exento de engrosar lo que se quiere combatir. Si se va a diseñar una currícula académica de promoción de la lectura, en efecto, hay técnicas susceptibles de ser evaluadas, pero son técnicas de promoción como lo son la lectura en voz alta, narración oral, ingenio para diseñar estrategias de animación a la lectura y ejercicios de escritura, capacidad de la lectura escuchar y expresarse, entre otras, pero la característica primordial es que sea lector convencido del acto mismo. De lo contrario se estaría ante un esquema similar a los talleres de lectura y redacción que se cursan en la educación media superior y superior, donde encontramos una mínima cantidad de lectores y muy pésimas redacciones, males que se acarrean aún a nivel de posgrado.
El catálogo de sensaciones
En este tenor, recuerdo alguna ocasión ya hace varios años que una señorita de un municipio cercano a la capital zacatecana acudió a la Coordinación Estatal de Bibliotecas a capacitarse. Regularmente estas capacitaciones son de una semana, durante esa semana adquieren los elementos básicos para manejar una biblioteca. Pues bien, esta señorita, durante toda la semana demostró una indiferencia aterradora a la capacitación. El último día, al momento de la evaluación no encontraba el libro Cien años de soledad de García Márquez, “no estaba e el catálogo”, decía ella. Y claro, buscaba Sien años de soledad (sic). Al momento de hablar con ella y comunicarle que en vista de su lento progreso era menester estar una semana más en capacitación, ella respondió que no era forzoso, pues ya tenía asegurado el trabajo toda vez que un regidor era su novio. Hubo necesidad de llamarle la atención enérgicamente para que la chica cambiara su actitud. Sin embargo, esta anécdota es sólo técnica.
Si un usuario de la biblioteca pública pide Cien años de soledad, un libro de Jaime Sabines, u otro que hable de la literatura germana, se tiene el precioso auxilio del catálogo (de hecho son tres catálogos: autor, título y materia).
¿Qué pasa cuando un usuario pide al bibliotecario o bibliotecaria que le recomiende un libro de amor, un libro que lo hizo llorar, otro que lo hizo reír, uno que no quiso terminar, uno para leer después de hacer el amor, otro para cuando se va al baño, un libro para odiar, otro para viajar, un libro-espejo, un libro-ventana? Tenemos un gran problema si el bibliotecario no es lector, porque sencillamente no hay un catálogo de sensaciones, de sentimientos y evocaciones que experimentamos cuando leemos.
¿Qué pasa cuando un usuario pide al bibliotecario o bibliotecaria que le recomiende un libro de amor, un libro que lo hizo llorar, otro que lo hizo reír, uno que no quiso terminar, uno para leer después de hacer el amor, otro para cuando se va al baño, un libro para odiar, otro para viajar, un libro-espejo, un libro-ventana? Tenemos un gran problema si el bibliotecario no es lector, porque sencillamente no hay un catálogo de sensaciones, de sentimientos y evocaciones que experimentamos cuando leemos.
Dos horas que todos podemos dar
El Programa Nacional Salas de Lectura, es un programa donde participa la sociedad civil, donde no se recibe ninguna remuneración, ya que el trabajo de promoción de la lectura se hace voluntario y se exige como mínimo trabajar dos horas continuas a la semana. La proporción entre salas existentes tanto en el país, como fuera de él y en los estados, y la de salas que funcionan adecuadamente es muy desventajosa para las segundas. Lo anterior tiene que ver con el perfil de los coordinadores de la sala de lectura. Muchos de ellos son docentes o bibliotecarios. Esto parecería ser una ventaja, sin embargo no lo es ya que bastantes de ellos acarrean vicios como los mencionados arriba.
De hecho el trabajo no es tanto realizar actividades como convocar y conservar asistentes. Esto último es el talón de Aquiles de la promoción de la lectura en general. ("-Vamos a echarnos unas cheves. -Vamos" vs "-Vamos a leer. -Tengo cosas que hacer.") Mucho del compromiso de coordinador es realizar trabajo con la comunidad, pero nos hemos encontrado con quienes piensan que el acervo facilitado es para enriquecer la biblioteca familiar y ahí se queda.
De hecho iniciar por la familia es algo esperanzador. No podemos difundir o predicar lo que no hacemos. Si el mediador comienza por su familia, por su persona, tenemos algo empezado. Pero hay que seguir, hay que buscar nuevos lectores potenciales, otros espacios donde el libro es de difícil acceso. Un libro no se acaba con una lectura (ni de la misma, ni de diferente persona). Cada lectura revitaliza al libro y al lector.
En la medida que solventemos nuestras carencias lectoras, que si tenemos dificultades para entender un texto y compartamos con otros lectores los múltiples caminos para llegar a la comprensión, estaremos en condiciones de realizar una promoción más efectiva de la lectura. De lo contrario, seguiremos creando proyectos plagados de simulación.
De hecho el trabajo no es tanto realizar actividades como convocar y conservar asistentes. Esto último es el talón de Aquiles de la promoción de la lectura en general. ("-Vamos a echarnos unas cheves. -Vamos" vs "-Vamos a leer. -Tengo cosas que hacer.") Mucho del compromiso de coordinador es realizar trabajo con la comunidad, pero nos hemos encontrado con quienes piensan que el acervo facilitado es para enriquecer la biblioteca familiar y ahí se queda.
De hecho iniciar por la familia es algo esperanzador. No podemos difundir o predicar lo que no hacemos. Si el mediador comienza por su familia, por su persona, tenemos algo empezado. Pero hay que seguir, hay que buscar nuevos lectores potenciales, otros espacios donde el libro es de difícil acceso. Un libro no se acaba con una lectura (ni de la misma, ni de diferente persona). Cada lectura revitaliza al libro y al lector.
En la medida que solventemos nuestras carencias lectoras, que si tenemos dificultades para entender un texto y compartamos con otros lectores los múltiples caminos para llegar a la comprensión, estaremos en condiciones de realizar una promoción más efectiva de la lectura. De lo contrario, seguiremos creando proyectos plagados de simulación.
EDUARDO CAMPECH MIRANDA
Texto publicado en "La Soldadera. Suplemento para todos", Suplemento Cultural de El Sol de Zacatecas, núm. 16, Año 1, domingo 25 de septiembre de 2005, pp. 4 y 5.
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