Cuando imparto
algún taller de comprensión lectora casi siempre abordo el tema de la red de
significados, cómo se construye, se entreteje, cómo se afinan los tejidos. Si
hay alguien que me ha enseñado a descubrir y a intuir muchas de las situaciones
de lectura, es mi hijo. Él, como conejillo de indias permanente, a través de
conversaciones y de su paso por la educación básica, propicia en mí la
reflexión. La semana pasada me corroboró la mencionada red, y aportó nuevos
elementos para el análisis de la comprensión lectora.
Me explico. Leer,
de alguna manera, es un diálogo, una conversación con otra persona. Es, por
decirlo de algún modo, escucharla sin importar espacio ni tiempo. Alberto
Manguel, en el apartado “La última página” de su maravilloso libro Una historia de la lectura, plantea que
constantemente leemos. Lee el arquitecto la estructura que levanta, lee el
amante el cuerpo de la amada, lee el astrólogo la posición estelar. Así,
podemos derivar que cuando escuchamos una canción estamos leyendo.
Emiliano, mi hijo
de catorce años, hacía su tarea de matemáticas con unos audífonos puestos. Yo
volvía en sí después de una pequeña siesta y lo primero que me dijo fue: “¡Qué
bonita canción!”. Pregunté a qué se refería y respondió que a “Cita con los
ángeles de Silvio Rodríguez”. Una letra con metáforas e intertextualidades que
no resulta del todo sencilla.
En un afán de no
estropear su goce estético, evite indagar si había comprendido la letra.
Pensaba hacerlo días después. No fue necesario porque al día siguiente él solo
abordó el tema:
-Me he dado cuenta
que cuando relaciono imágenes con algo, entiendo mejor.
-¿Cómo es eso?
-Sí, mira. Tengo la
canción de “Cita con los ángeles en la computadora” y sólo entendía algunas
cosas, como que habla de John Lennon e Hiroshima. Pero otras no. Entonces
busqué en Youtube el video con imágenes y vi más cosas. Que hablaba de algo en
Cuba, y en España. En Cuba alguien iba a caballo, pero no sé quién es. En
España mataron a Federico, pero no sé cuál. De la bomba atómica dice que “y el ave negra abre la boca cuando
atraviesan Hiroshima.”
-¿Sabes qué quiere
decir eso?
-Sí, que el avión
pasó y tiró las bombas.
-Eso es una
metáfora.
Seguimos camino a
casa y llegando me mostró el video aludido. Aproveché para tratar de rescatar
sus conocimientos previos. Le recordé sus clases de Historia: el Oscurantismo,
la Edad Media, la Revolución Industrial, la Revolución Francesa, la Independencia
de Estados Unidos. Le referí a conversaciones de mayores donde él estuvo
presente: la tertulia donde se habló de José Martí y “La niña de Guatemala”;
los talleres a los que me acompañó y se leyó El cartero de Neruda; el andamiaje realizado con “Las nanas de la
cebolla” de Miguel Hernández.
Rescaté lo que ha
presenciado: la película La lengua de las
mariposas, el espectáculo Lamento y
quejío. De éste último le dije que de los textos leídos, muchos eran de
Federico García Lorca. Le pedí que relacionara canciones que escucha: “Violetas
para Violeta” (con Joaquín Sabina); “Santiago de Chile” (con Los Bunkers).
Finalmente, le referí un libro que leyó hace poco: El mundo de Sofía.
No expliqué mucho.
Todo lo anterior fue a través de preguntas. La conclusión, a mi juicio, fue
fantástica: cómo tuvimos que relacionar lo que escuchamos, vemos, conocemos,
con lo que leemos.
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 17 de febrero de 2014.
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 17 de febrero de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario