Eduardo Campech Miranda
Hace un par de semanas, un
supervisor de secundaria me solicitó que le enviara por correo electrónico un
listado de diez libros que, a mi juicio, fueran fundamentales para iniciar en
el gusto por la lectura. Me parece que en este ámbito no hay un canon
infalible. No obstante, complaceré al profesor referido a partir de lo que me
ha funcionado. Advirtiendo, desde luego, que es sólo una propuesta de títulos,
la cual puede modificarse o ampliarse.
1.
El cartero
de Neruda (Ardiente paciencia) de Antonio Skármeta.
Este título lo considero mi
“caballito de batalla”. La trama es sencilla: un joven cartero se enamora de
una bella joven, Beatriz González. Como no tiene la menor idea qué hacer para
conquistarla, solicita ayuda a su único cliente: Pablo Neruda. Sin embargo, la
poesía del Nobel tendrá que hacer frente a los refranes de la madre de Beatriz:
Rosa viuda de González. Una lectura más profunda nos permite identificar versos
de Neruda y el contexto socioeconómico previo al golpe militar de 1973 en
Chile. La obra se oferta con los dos títulos: El cartero de Neruda o Ardiente
paciencia, además de existir la versión cinematográfica: Il Postino.
2.
El lector
de Bernhard Schilnk.
A este título llegué por azar.
Buscando otro título en una librería me llamó la atención El lector. Leía la cuarta de forros y al ver el sello editorial, me
convencí de adquirirlo. Una vez iniciada la lectura, me congratulé de tal
decisión. El lector es una historia
de amor entre un chico de quince años, Michael, y una mujer que le dobla la
edad, Hanna. Ella le solicita que le lea en voz alta. De esta manera ella
conoce personajes creados por Dickens, Goethe, y otros. Sin embargo, no sólo
son clandestinos los encuentros de los amantes, Hanna también tiene un secreto
que considera inconfesable. En la segunda parte de la obra se develará éste,
Michael se encontrará en una encrucijada. El desenlace es inesperado. También
hay la versión cinematográfica: The
reader.
3.
Canasta de
cuentos mexicanos de B. Traven.
Tal vez por su sencillez, tal vez
porque es el primer libro que leí completo (más no voluntariamente), este
volumen ha resultado exitoso entre quienes me piden una recomendación para
iniciarse en la lectura. La mayoría de los cuentos que nos presenta Traven se
desarrollan en ámbitos rurales mexicanos, primordialmente del sureste. En la
década del cincuenta, del siglo xx,
se llevaron a la pantalla grande algunas de las historias incluidas en esta
obra. Algunas de ellas, por ejemplo, “La Tigresa” es una anécdota que
encontramos en diversas obras, latitudes y momentos. Traven despoja de la
ingenuidad al indígena y con ella arropa al gringo.
4.
Las
batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.
Claudia Gaete nos develó el
misterio de la canción “Las batallas” de Café Tacvba: el libro de José Emilio
Pacheco. También llevada al cine, bajo la dirección de Alberto Isaac y con el
nombre de Mariana Mariana, la
historia se desarrolla en el México de Miguel Alemán, concretamente, en la
colonia Roma, del Distrito Federal. Carlos, un niño de ocho años, se enamora de
la madre de Jim: Mariana. La confesión de este amor desata un escándalo en la
escuela y las familias involucradas. Pacheco nos describe una época donde el
México rural intentaba quedar atrás.
5.
Querido
Diego te abraza Quiela de Elena Poniatowska.
La mayoría de la gente sólo
asocia a Frida Kahlo como la única esposa de Diego Rivera. Pocos saben de la
relación que sostuvo el pintor guanajuatense con la rusa Angelina Beloff,
Quiela. Poniatowska recupera, organiza y nos presenta la correspondencia que Beloff
enviaba, desde París, a un Rivera ausente, sin compromiso, con total desapego.
Las cartas develan el amor de la rusa al mexicano, pero también, la concepción
del amor que se tenía hace algunos años y en con la cual crecieron muchas
generaciones.
6.
Un viejo
que leía novelas de amor de Luis Sepúlveda.
Dicen que lo que bien se aprende,
nunca se olvida. José Antonio Bolívar olvidó que sabía leer, pero no olvidó
leer. En medio de la selva amazónica, un día descubre que sabe leer. Entonces,
le solicita a un dentista le consiga libros. Éste cumple la encomienda en
brazos de una mujer pública. Sepúlveda narra el proceso lector del viejo, pero
a la par desarrolla otra historia: una de conciencia ecológica y amor por la
naturaleza.
7.
Relatos
vertiginosos, antología hecha por Lauro Zavala.
Una de las explicaciones más
recurrentes, por no llamarlas excusas, del por qué la gente no lee, es por
falta de tiempo. Lauro Zavala antologa una serie de textos breves, cuya
extensión de cada uno no pasa de las 400 palabras. En el libro encontramos
diversidad de géneros: minicuentos o cuentos ultracortos, micro-relatos o
relatos ultracortos y minificciones híbridas. Quien no tenga tiempo de leer una
de estas narraciones, exhibe que de lo que carece es de falta de interés, o de
educación para la lectura.
8.
16
cuentos latinoamericanos.
Las antologías son un buen gancho
para atrapar lectores. En esta edición de varias firmas latinoamericanas
encontraremos 16 historias para compartir y para entrañar. En estas páginas
encontraremos las voces de: Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Murilo
Rubião, René del Risco, Sergio Ramírez, Óscar Cerruto, Francisco Massiani, Iván
Egüez, Augusto Monterroso, Antonio Skármeta, Mario Benedetti, Rodrigo Soto,
Magali García, José Emilio Pacheco, Senel Paz y Alfredo Bryce Echenique.
9.
¿Quién
como Dios? de Eladia González.
Esta obra, cuyo argumento se
desarrolla en San Miguel de Allende, Guanajuato en el siglo xix, tiene es un intertexto de Cyrano de Bergerac. Soledad Ugarte, una
mujer que llega al matrimonio con nula información de lo que sucede en las
alcobas, va descubriendo poco a poco los vericuetos de su nueva vida. Un texto
histórico con humor y romance.
10.Otro recuento de poemas de Jaime Sabines.
La poesía es un género literario
menos leído que la narrativa, y más que el teatro. Jaime Sabines tiene, citando
a Silvio Rodríguez, “la palabra precisa”. Esta obra, que reúne toda su poesía,
nos permite acercarnos a una lírica coloquial, de fácil contacto. Los versos de
Sabines, son de una manufactura que el lector piensa: “eso mismo quería decir
yo.” Sabines va cantando al amor, al desamor, a la soledad, a su padre, a su
madre, a Julito y a Dios.
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, mayo 6 de 2013.