El sol caía a plomo. Ángeles ubica una porción de sombra y toma asiento. Hoy ha integrado al acervo con que trabajará libros personales. Los pequeños van llegando y se sientan en torno a ella. Les comparte la lectura que realizaba para ella. Yo decido trabajar un taller de los propuestos por la Dirección General de Bibliotecas para el verano. José Luis identifica a un grupo de señoras y decide acudir con ellas.
Los pequeñitos siguen acudiendo con Ángeles, cada vez son más. Ella saca un libro de animales y es la sensación. José Luis trabaja
El libro de los cerdos de Anthony Browne y yo con la
Monografía Estatal de Zacatecas. Ángeles cada vez está más rodeada por niños y niñas. Identifican los animales que aparecen en el libro, imitan las onomatopeyas y los relacionan con sus referentes ("Esa es el águila del América", dice una vocecita).
Los gritos acompañan las manifestaciones de asombro. El libro con que trabaja Ángeles es un libro pop-up (
Cueva de dragón y las imágenes saltan para cobrar más vida. José Luis a pasado de la lectura a la conversación. Una familia extensiva mira la actividad de Ángeles. Con ellos va una pequeñita de, acaso, dos años. No tardará en integrarse por sí misma, ver las imágenes, escuchar las onomatopeyas y volver al refugio de sus padres.
Los niños con los que trabajo son de segundo grado de primaria hacia grados posteriores. Están ubicando en un mapa de la entidad diversos datos socioecónomicos y geográficos. Es por ello que trabajamos en las escalinatas. La sombra se apiada de nosotros y comienza a expandirse. José Luis sigue conversando con las señoras, Ángeles se prepara para realizar una actividad posterior a la lectura.
La pequeñita se ha integrado de lleno. También ella dibuja un animal. Los mapas cada vez toman más forma. "Todavía no", se queja una voz cuando intento fotografiar el trabajo. La actividad va concluyendo. Una señora se acerca a ofrecernos hamburguesas y hot dog. Iniciamos una conversación y de pronto, ya le estoy leyendo
El libro de los cerdos. El texto gustó mucho, tanto que las señoras lo solicitaron a José Luis. La jornada concluyó con una dinámica de cierre.
El sol caía a plomo. Ángeles ubica una porción de sombra y toma asiento. Hoy ha integrado al acervo con que trabajará libros personales. Los pequeños van llegando y se sientan en torno a ella. Les comparte la lectura que realizaba para ella. Yo decido trabajar un taller de los propuestos por la Dirección General de Bibliotecas para el verano. José Luis identifica a un grupo de señoras y decide acudir con ellas.
Los pequeñitos siguen acudiendo con Ángeles, cada vez son más. Ella saca un libro de animales y es la sensación. José Luis trabaja El libro de los cerdos de Anthony Browne y yo con la Monografía Estatal de Zacatecas. Ángeles cada vez está más rodeada por niños y niñas. Identifican los animales que aparecen en el libro, imitan las onomatopeyas y los relacionan con sus referentes ("Esa es el águila del América", dice una vocecita). 
Los gritos acompañan las manifestaciones de asombro. El libro con que trabaja Ángeles es un libro pop-up (Cueva de dragón y las imágenes saltan para cobrar más vida. José Luis a pasado de la lectura a la conversación. Una familia extensiva mira la actividad de Ángeles. Con ellos va una pequeñita de, acaso, dos años. No tardará en integrarse por sí misma, ver las imágenes, escuchar las onomatopeyas y volver al refugio de sus padres. 
Los niños con los que trabajo son de segundo grado de primaria hacia grados posteriores. Están ubicando en un mapa de la entidad diversos datos socioecónomicos y geográficos. Es por ello que trabajamos en las escalinatas. La sombra se apiada de nosotros y comienza a expandirse. José Luis sigue conversando con las señoras, Ángeles se prepara para realizar una actividad posterior a la lectura. 
La pequeñita se ha integrado de lleno. También ella dibuja un animal. Los mapas cada vez toman más forma. "Todavía no", se queja una voz cuando intento fotografiar el trabajo. La actividad va concluyendo. Una señora se acerca a ofrecernos hamburguesas y hot dog. Iniciamos una conversación y de pronto, ya le estoy leyendo El libro de los cerdos. El texto gustó mucho, tanto que las señoras lo solicitaron a José Luis. La jornada concluyó con una dinámica de cierre.
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