Eduardo Campech Miranda
“La dimensión social de la
biblioteca” fue el nombre de la segunda mesa de discusión, integrada por
Carolina Maillard Mancilla (Tutora del Diplomado en línea “Gestión de
Bibliotecas Públicas”, Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile),
María Asunción Mendoza Becerra (Presidenta de la Asociación Mexicana de
Bibliotecarios, A. C.), María Teresa Pérez Cruz (Responsable de la Biblioteca
del Faro de Oriente) y Socorro Venegas Pérez (Subgerente de obras para niños y
jóvenes del Fondo de Cultura Económica), todas moderadas por Mario Escobar
Gálvez. Maillard Mancilla plantea que es necesario diseñar servicios de extensión
para quien no puede acudir a la biblioteca; incorporar el enfoque de género en
los servicios es relevante; atender e identificar las demandas de la sociedad,
es decir, conocer a las comunidades circundantes y ofrecer servicios acordes a
las demandas de hombres y mujeres. Mendoza Becerra acotó que hay que pensar en
mecanismos y servicios especiales para grupos marginados. Por su parte Pérez
Cruz compartió las virtudes y logros de su biblioteca pública: el acervo de
cincuenta mil volúmenes fue automatizado por sólo dos personas; se imparten
cincuenta talleres para jóvenes y adultos y treinta más para niños, entre los
primeros destacan: Taller de escritura autobiográfica para mujeres,
Autogestión, Taller para perderle el miedo a la escritura, Aula digital TELMEX,
Periodismo comunitario, Narrativa, Capacitación computacional para amas de casa
; a través de un convenio con la Extensión Nacional de Literatura del INBA, ha
sido posible llevar a cabo encuentros de poetas o la presencia misma de los
autores, como fue el caso de Luis Eduardo Aute; se sacaron todos los carteles
que exigen silencio, se formó la Asociación Amigos de la Biblioteca; existen
Círculos de Lectura permanentes, conciertos. Finalmente Venegas Pérez mostró el
trabajo que ha descubierto a través de Salas de Lectura y Bibliotecas Públicas:
es un error pensar que con sólo abrir las puertas la biblioteca cumple con su
función; hay bibliotecas que promueven las videoconferencias con escritores,
estas experiencias han contado con capacitación en gestión cultural.
Gerardo Jaramillo Herrera
(Director General de Educal) impartió una charla en torno a la relación
biblioteca pública-librería. En tanto, Teófilo Huerta (Subdirector de Enlace
Interinstitucional de la DGB) presentó la página de la Red Nacional de
Bibliotecas (www.rednacionaldebibliotecas.gob.mx),
invitó a explotar los materiales que ahí se alojan.
Por último, la mesa tres, “El
papel del bibliotecario como mediador de la lectura” estuvo a cargo de María
Azucena Galindo Ortega (Directora General de IBBY México/A Leer), Daniel Goldin
(Escritor y editor. Director de la Biblioteca Vasconcelos) y Verónica Juárez
(Consultora independiente para bibliotecas y centros de información)
coincidieron que “Hay que cambiar el discurso de en México no se lee”
(Galindo), “El discurso de la lectura se ha vuelto hueco” (Juárez).Goldin fue
más extenso: “El mundo de los lectores es un mundo infinitamente rico” y lanzó
una serie de cuestionamientos: ¿Cuál es el valor de la lectura?, ¿qué es lo que
leemos? Destacó que habrá que concebir al público como un actor de los
servicios bibliotecarios, recuperar usuarios (¿qué es lo que tú sabes y puedes
compartir?) Si la biblioteca pública aspira a ser un recinto de construcción de
ciudadanía, debe leerse distinto a sí misma; el mediador debe tener la
capacidad de escuchar.
En conclusión, las bibliotecas
públicas tienen una gran tarea por delante. El acto de inclusión debe surgir,
primeramente, del bibliotecario. Éste, debe hacer que su trabajo sea visible y
valorado; debe involucrarse en las transformaciones socioculturales. De lo
contrario, él mismo será el freno de las posibilidades bibliotecarias.
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, octubre 21 de 2013.