jueves, 23 de agosto de 2012

¿Para qué sirve leer? (Segunda parte)



Eduardo Campech Miranda[1]

No hay recetas para crear lectores, sino condiciones físicas, ambientales, y anímico-afectivas, para considerar una invitación a la lectura placentera…”
Martha Sastrías

El acompañamiento al nuevo lector debe ser personalizado y con retos que él mismo debe asumir. Sin embargo, este proceso estará determinado por la manera como se conciba (otra vez) la lectura.

Uno de los mecanismos más utilizados para evaluar la comprensión lectora, y que hasta la fecha sigue vigente en algunas escuelas, varias bibliotecas y la mayoría de los hogares es la elaboración de un cuestionario, en el cual las preguntas cerradas, textuales o literales, son los retos a vencer.

¿Cuántas veces no nos preguntaron en los exámenes de secundaria, y aún en preparatoria, quién era el personaje principal, quiénes los personajes principales? Quienes tuvimos la fortuna de leer las ediciones de la Colección Sepan Cuántos de Porrúa, era una bendición, porque el puro estudio introductorio nos brindaba aspirar legítimamente al seis en la calificación.

Muchos docentes y padres de familia siguen implementando tal herramienta, sólo que inician con la pregunta general: ¿de qué trata el texto? Sin embargo, esta pregunta sólo fue antecedida por la indicación de “lee”.

Piense cómo lee el periódico. ¿Lo lee de principio a fin?, ¿lee la nota de ocho columnas?, ¿acude a la sección que es de su interés? ,¿siempre lee el diario con el mismo propósito? Ahora bien, ya que detectó el proceso de lectura del periódico, le pregunto, ¿lee igual el diccionario que el diario?, ¿y un instructivo para armar un mueble que el libro de Armando Hoyos?, ¿exige el mismo nivel de concentración y conocimiento del mundo leer a Kafka que a Paulo Coelho? Entonces, si los actos de lectura no son iguales, ¿por qué debemos seguir una indicación tan ambigua de manera uniforme?

Sin duda, una forma más eficaz sería ir mostrando, con ejercicios cada proceso y estrategia cognitiva desarrollados durante la lectura (como las manzanas ya aludidas en la primera parte de este texto).

El tipo de preguntas referidas al inicio de este escrito, sirven para identificar información y son útiles para determinados propósitos de lectura. En ellas se ponen en juego la observación, la comparación, la relación, la clasificación y el ordenamiento.

Si el mediador muestra cómo realiza estas estrategias, podrá apoyar al lector a encontrarle un sentido a la lectura (el cual, finalmente, debe ser el objetivo de una verdadera lectura), podrá ir dando el primer paso para la formación de lectores críticos. Lectores no sólo de libros, sino de la realidad, que tanta falta le hacen a este país

Y si a lo anterior le sumamos la libertad de elección, la cual implica dejar un libro si no fue de nuestro agrado, los resultados serán más positivos. Pero no hay que perder de vista que este es un trabajo casi personalizado y por lo tanto, no convoca a masas, ni incide en las cifras alegres gubernamentales. Hasta la próxima.


[1] ecampech@yahoo.com.mx

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, n° 60, 23 de julio de 2012.

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