Eduardo
Campech Miranda[1]
No
hay recetas para crear lectores, sino condiciones físicas, ambientales, y
anímico-afectivas, para considerar una invitación a la lectura placentera…”
Martha
Sastrías
El acompañamiento
al nuevo lector debe ser personalizado y con retos que él mismo debe asumir. Sin
embargo, este proceso estará determinado por la manera como se conciba (otra
vez) la lectura.
Uno de los
mecanismos más utilizados para evaluar la comprensión lectora, y que hasta la
fecha sigue vigente en algunas escuelas, varias bibliotecas y la mayoría de los
hogares es la elaboración de un cuestionario, en el cual las preguntas
cerradas, textuales o literales, son los retos a vencer.
¿Cuántas veces no
nos preguntaron en los exámenes de secundaria, y aún en preparatoria, quién era
el personaje principal, quiénes los personajes principales? Quienes tuvimos la
fortuna de leer las ediciones de la Colección Sepan Cuántos de Porrúa, era una
bendición, porque el puro estudio introductorio nos brindaba aspirar legítimamente
al seis en la calificación.
Muchos docentes y
padres de familia siguen implementando tal herramienta, sólo que inician con la
pregunta general: ¿de qué trata el texto? Sin embargo, esta pregunta sólo fue
antecedida por la indicación de “lee”.
Piense cómo lee el
periódico. ¿Lo lee de principio a fin?, ¿lee la nota de ocho columnas?, ¿acude
a la sección que es de su interés? ,¿siempre lee el diario con el mismo
propósito? Ahora bien, ya que detectó el proceso de lectura del periódico, le
pregunto, ¿lee igual el diccionario que el diario?, ¿y un instructivo para
armar un mueble que el libro de Armando Hoyos?, ¿exige el mismo nivel de
concentración y conocimiento del mundo leer a Kafka que a Paulo Coelho?
Entonces, si los actos de lectura no son iguales, ¿por qué debemos seguir una
indicación tan ambigua de manera uniforme?
Sin duda, una forma
más eficaz sería ir mostrando, con ejercicios cada proceso y estrategia
cognitiva desarrollados durante la lectura (como las manzanas ya aludidas en la
primera parte de este texto).
El tipo de
preguntas referidas al inicio de este escrito, sirven para identificar
información y son útiles para determinados propósitos de lectura. En ellas se
ponen en juego la observación, la comparación, la relación, la clasificación y
el ordenamiento.
Si el mediador
muestra cómo realiza estas estrategias, podrá apoyar al lector a encontrarle un
sentido a la lectura (el cual, finalmente, debe ser el objetivo de una
verdadera lectura), podrá ir dando el primer paso para la formación de lectores
críticos. Lectores no sólo de libros, sino de la realidad, que tanta falta le
hacen a este país
Y si a lo anterior
le sumamos la libertad de elección, la cual implica dejar un libro si no fue de
nuestro agrado, los resultados serán más positivos. Pero no hay que perder de
vista que este es un trabajo casi personalizado y por lo tanto, no convoca a
masas, ni incide en las cifras alegres gubernamentales. Hasta la próxima.
[1] ecampech@yahoo.com.mx
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, n° 60, 23 de julio de 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario