martes, 16 de agosto de 2011

El derecho (y placer) de releer.



Eduardo Campech Miranda[1]
Entre los derechos del lector, enunciados por Daniel Pennac, está en derecho a releer. Viéndolo fríamente en realidad es una oportunidad que pocas veces nos damos. Por ejemplo, cuando compramos un disco, lo escuchamos un sin número de veces, pero no sucede lo mismo con los libros, al menos no con regularidad. Con esto no quiero decir que sólo hay que leer el mismo libro, no. Me refiero a volver a leer un texto años después de haberlo hecho. Es una nueva lectura, sin lugar a dudas, que adquiere dimensiones no contempladas.

Mi contacto con la lectura parecería extraño (al pasar de los años, me doy cuenta que hubo varias situaciones que me tenderían puentes hacia los libros). Hasta los diecisiete años la lectura era para mí la actividad más intrascendente en el mundo. Mi pasatiempo predilecto era escuchar radio, en particular una estación de A. M. de la Ciudad de México, llamada “Espacio 59”. Ahí hablaban constantemente de libros, pero lo soportaba con tal de escuchar la música de mi agrado.

Es claro que en la secundaria no leía lo que la maestra Claudia Pastrana nos dejaba de tarea, salvo Canasta de cuentos mexicanos de B. Traven, que aunque me gustó, no me impulsó a seguir leyendo. El encuentro vendría después. Una noche de sábado, en casa de mi abuela paterna, me encontré con un título que había sido mencionado recurrentemente en “Espacio 59”: Cien años de soledad. Algún motivo me llevó a abrir las página y sumergirme en una historia que me envolvía con palabras, construyendo situaciones cómicas e ingenuas (y que yo devoraba sin cuestionar) propiciadas por José Arcadio Buendía. El texto me encantó, fue algo maravilloso que explotó en mí. Aunque también confieso que conforme iba acrecentando mis lecturas, me daba cuenta de lo limitado que había sido aquel primer contacto con el placer de leer.

Este año, aprovechando las vacaciones, volví a tomar la obra cumbre de García Márquez. La experiencia ha sido magnífica. Me encuentro frente a otra lectura. Saltan ante mí, situaciones que fueron subvaluadas o de plano ignoradas. El inicio de la guerra civil ya no fue una parte aburrida, y la ingenuidad y absurdos que vislumbré, ahora sé son parte del realismo mágico latinoamericano.

Algo similar sucedió con El Zarco, no cabe duda que la vida nos permite tejer nuestra red de significados, de ampliar nuestra visión del mundo, de contar con más elementos para elegir. Durante algún tiempo creí que esta modalidad de relectura era la única que practicaba la gente. Sin embargo, para quien la lectura no es una actividad cotidiana, placentera y autónoma, el derecho a releer. Así lo dejaron de manifiesto la gran mayoría de los alumnos de los docentes que cursaron el Diplomado en Formación de Lectores y Escritores hace unos años. Ellos referían que es un derecho releer cuando no se entiende el texto, el derecho a regresar para encontrar sentido. Y tienen razón, finalmente es un derecho que cada lectura tenga un sentido y significado para el lector.


[1] ecampech@yahoo.com.mx

Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 15 de agosto de 2011.

martes, 9 de agosto de 2011

Comprensión lectora: lo que se olvida enseñar.

EDUARDO CAMPECH MIRANDA[i]
En el proceso de la lectura, lo que sucede en nuestra mente, las operaciones y estrategias que efectuamos y las imágenes mentales que creamos cuando leemos, son situaciones que, desafortunadamente, no se explican e ilustran “con manzanas” como sucede con las operaciones aritméticas. Regularmente damos por un hecho que la simple acción de decodificar las letras, dará por resultado la misma construcción mental que realizamos. Esta omisión da por obvio resultado, el ignorar la llamada polisemia de la lectura, es decir su multisentido. Es claro que siendo la lectura un acto sociocultural, se vea influido por situaciones contextuales y circunstanciales del lector. Pongámoslo así, con un ejemplo sencillo:

En alguna ocasión, impartiendo un módulo de un Diplomado de Formación de Lectores, inicié la sesión jugando con palabras. Éste consistía en decir una palabra asociada a una palabra previa, es decir, si yo decía: “Cuando pienso en descanso, pienso en vacaciones”, el siguiente participante tomará la palabra “vacaciones” como columna de su oración, de tal manera que podría decir algo así: “Cuando pienso en vacaciones, pienso en hamaca”, y sigue la dinámica hasta agotar a los asistentes. En el grupo aludido, se llegó a la palabra “roja”, la cual derivó en “sangre”, ésta en “urgencia” y luego en “ambulancia”, para dar paso a “sirena”. Hasta ahí estoy seguro que la mayoría del grupo esperábamos algo similar a “ruido”, “velocidad” o algo por el estilo. El grupo estalló en carcajadas cuando el maestro en turno dijo: “Cuando pienso en sirena, pienso en senos”.

Un caso parecido se presentó pero ahora con personal bibliotecario del estado de Zacatecas. La misma dinámica nos llevó a “dinero”, “quincena” y “banco”. Nuevamente el “quiebre” en la lógica, un compañero soltó “cansancio”. En ambos ejercicios quedó de manifiesto la inmensa posibilidad creadora y evocadora de la palabra. Por ello el creer que todos los lectores construyan las mismas imágenes a partir del mismo texto, es un error que constantemente se repite en las aulas, principalmente en nivel básico, y que se sigue fomentando con la utilización de las preguntas cerradas como instrumento para evaluar la comprensión lectora.

El indagar propiciando un diálogo posibilita y muestra al lector incipiente algunas operaciones mentales del lector. El preguntar a rajatabla cortamos cualquier posibilidad de mostrar cómo funciona la lectura, dejando la impresión de que el mediador (docente, bibliotecario, padre de familia) es el único capaz de construir la imagen y el sentido correcto del texto, el único. Algo idéntico sucede con las inferencias y analogías. Mi hijo leía una novela titulada Corazón de piedra de Charlie Fletcher. La trama fantástica narra las aventuras de un niño y una niña que se encuentran en medio de una guerra entre las estatuas antropomorfas versus estatuas zoomorfas. La acción se desarrolla en Londres. En uno de los primeros capítulos, un pterodáctilo persigue al protagonista y está a punto de atraparlo, pero un autobús de pasajeros se interpone entre ellos. Cuando mi hijo me platicaba lo que había leído, y llegaba a esta parte, le pedí que se detuviera y me respondiera algo: ¿de qué color es el camión? (el texto no lo mencionaba). Guardó silencio unos momentos y respondió: “amarillos” (cerca de nuestro hogar transita la Ruta 17, que es de color amarillo). En un examen tradicional estaría ante una respuesta errónea. Lancé una segunda pregunta: ¿dónde suceden las acciones?, con más rapidez que en la primera ocasión, respondió rápido y sin darme oportunidad de volver a intervenir: “¡Londres!, ¡Harry Potter!, ¡Es rojo y de dos pisos!” Sobra decir que mi hijo jamás ha estado en Londres, pero si vio las películas del famoso mago. ¿Tan difícil es para las autoridades y burocracia capacitadora del magisterio darse cuenta de ello?


[i] Pasante en Economía, no se titula para no darle ese gusto a sus padres.

Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 8 de agosto de 2011.

lunes, 8 de agosto de 2011

“Leer no es un placer fácil”


Domingo, 10 de Agosto de 2008
ENTREVISTA A LA COLOMBIANA SILVIA CASTRILLON “Leer no es un placer fácil” La escritora, editora, librera y bibliotecóloga plantea que la promoción de la lectura es un problema político. Especialista en literatura infantil, señala que “la escuela y las sociedades han debilitado por completo la necesidad de pensar”. Por Silvina Friera Cuando decidió estudiar bibliotecología en Bogotá, su padre, un médico que le contagió el gusto por los libros, le aconsejó que no siguiera esa carrera. “Te gusta mucho leer, sos buena lectora y un bibliotecario no es un buen lector”, le decía para desalentarla. Pero Silvia Castrillón, que no se amedrentó por la recomendación paterna, se recibió de bibliotecóloga y desde entonces es una de las especialistas en literatura infantil que sigue peleando para que los colombianos tengan más y mejor acceso a la cultura del libro a través de las distintas instituciones por las que pasó, como la Asociación Colombiana para el Libro Infantil y Juvenil, Fundalectura y Asolectura, entre otras. De visita en Buenos Aires, donde participó de la Conferencia Editorial, un ciclo de charlas organizado por Opción Libros en la librería El Ateneo, esta mujer orquesta, escritora, editora y librera, simpática y tan jovial que no parece que tuviera 65 años, plantea que la promoción de la lectura es un problema político. “Tengo la necesidad de trabajar contra la injusticia y la inequidad que implica la falta de acceso a la lectura y a la cultura escrita”, dice Castrillón a Página 12. “La lectura ya no es una manera de mirar la realidad. Antes se creía mucho más que la realidad se narraba a través de los libros. Ahora la forma de mirar la realidad es a través de otros medios”, advierte la especialista colombiana. “Se lee más, pero el sentido de la lectura se ha transformado muchísimo.” –¿Cuál es el sentido de la lectura que prevalece en la escuela? –El problema de la escuela es que casi todos los aprendizajes han perdido el sentido, por lo menos en Colombia. El sentido ahora es la evaluación, los estándares educativos, las pruebas. Son políticas educativas impuestas por el Banco Mundial que responden a un modelo de educación donde lo que se quiere es que la escuela forme trabajadores que puedan tener un desempeño laboral con éxito individual. Pero la sociedad no le ofrece trabajo y el éxito de uno implica el fracaso de muchos otros. En las escuelas, los niños preguntan: ¿Por qué tengo que aprender a leer y escribir? ¿Eso para qué me sirve, profe? En este momento los países están muy interesados en ver cómo se ubican en el ranking internacional. Los colombianos estamos siempre fijándonos si estamos primero que Argentina, y todo el mundo está trabajando alrededor de la evaluación y los estándares educativos; estándares, que como bien lo dice Emilia Ferreiro, implican homogeneización. –Ante la pregunta para qué leer, ¿qué responde la escuela como institución y qué respondería usted? –La escuela dice que hay que leer para cumplir con las normas y para alcanzar un diploma, aunque no sea garantía de trabajo. Cuando la escuela admite que hay que pensar de otra manera, propone una lectura lúdica, que los niños se interesen por la lectura mediante la consigna del placer, pero este concepto está desnaturalizando las prácticas de lectura y quitándoles el sentido que tienen. Leer es un placer, uno no lo puede negar, pero no es un placer fácil de alcanzar. Es un placer que también hay que construir y hay que invertir mucho esfuerzo tanto por parte de la escuela como parte de quien está aprendiendo. Lo que la escuela ofrece es un placer intrascendente, un placer que se agota en una actividad llamada lúdica entre comillas. Lo lúdico también se ha convertido en un derecho que exigen los niños. “Profe, es que usted no enseña de manera lúdica, nosotros tenemos derecho al placer.” Si no es por el lado de la evaluación, nos vamos por la respuesta de lo lúdico, pero eso tampoco permite crear condiciones para que el niño descubra cuál sería el sentido que puede tener la lectura en su vida. Para mí la lectura está asociada con necesidades del ser humano, que no son todas iguales, porque somos diferentes, pero tenemos la necesidad de aprender, de tener una experiencia estética, de comprender el mundo y de transformarlo. La respuesta estaría en tratar de crear las condiciones que permitan que los niños y jóvenes asocien la lectura y la escritura con una necesidad interna de ellos, no con una necesidad externa, impuesta. La escuela y las sociedades han debilitado por completo la necesidad de pensar. Lo que la escuela tiene que hacer es tratar de crear esas condiciones que permitan a los niños descubrir que leer es una necesidad. No es un lujo ni una obligación. –¿La escuela está trabajando para crear esas condiciones? –No, pero soy muy cauta porque la escuela es blanco de todos los problemas que tiene la sociedad. Si la sociedad pierde el sentido de la lectura, pues sí, a la escuela le toca recuperarlo, pero es una recuperación muy difícil porque a la escuela, que de por sí es una institución muy conservadora, le correspondería ir en contra de lo que la sociedad le está proponiendo. Ir contra la corriente es una pelea muy dura para la escuela. Pero hay muchos maestros lectores que tienen un compromiso ético con los niños. En este momento no creo que pueda haber grandes transformaciones educativas sino pequeños cambios impulsados por el maestro al interior de las aulas. Todavía creo en la utopía y me parece que los maestros están logrando pequeñas transformaciones. –¿Por qué se promueve más la lectura y no tanto la escritura? –Hablamos mucho de la lectura y poco de la escritura y eso también es una postura ideológica. La lectura también es producción, creación, pero está mucho más relacionada con el consumo de libros porque hay intereses económicos vinculados con un sector de la economía del mercado, que es el de la producción de libros. Además, se promueve más la lectura que la escritura porque la escritura es una forma de emancipación; la lectura también, pero la escritura más. Dar la palabra, expresarse a través de la escritura, es un paso más allá en la emancipación, es tener un pensamiento más libre. Muchas personas dicen que el maestro tiene que ser un ejemplo de escritor y de lector, pero esa idea de ser ejemplo estaría en desacuerdo con lo que pienso que es ser lector. El lector parte de la duda, de la ambigüedad, como dice Graciela Montes “parte del enigma y no de la consigna”, y si yo estoy mostrando como modelo y ejemplo al maestro no estoy creando las condiciones para que el niño dude también del maestro. –Entregar libros es necesario, pero no suficiente; parece ingenuo pensar que los libros tienen alguna cualidad mágica que hace que sean leídos inmediatamente... –Las escuelas tienen que estar bien dotadas de libros, es muy importante que los gobiernos adquieran y distribuyan libros, que haya bibliotecas al servicio de la comunidad, y que las bibliotecas se construyan como proyectos de la comunidad. El libro por sí solo no alcanza, pero es necesario. Ahora muchos de los discursos educativos plantean que ya no es necesario el libro, que está siendo sustituido por las nuevas tecnologías. Alguien en Bogotá, que tiene un cargo muy importante dentro de la administración pública en educación, dijo: “Ya no leemos libros, buscamos la información en computadoras”. Ahí es donde yo digo que es necesario que los libros estén en las escuelas. Lo que me preocupa es que cuando uno dice que el libro no basta, puede tener muy buenas intenciones en decirlo, pero también detrás de eso puede estar la idea de que el libro es sustituible. © 2000-2008 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Todos los Derechos Reservados
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jueves, 4 de agosto de 2011

PARA LEERTE MEJOR: ESTRATEGIAS Y METODOLOGÍA PARA EL DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE TALLERES DE LECTURA

RESPONSABLE: EDUARDO CAMPECH MIRANDA

Planteamiento del problema
Muchas veces, cuando se plantean estrategias de promoción de la lectura se suele caer en lo que se combate, es decir, los sistemas alfabetizadores no arrojan por sí mismos lectores: se lee en voz alta de manera más que solemne, se cuentan cuentos sobreactuados, la selección de los libros está en función de lo que creemos es de la conveniencia de los asistentes a las sesiones de lectura, los ejercicios de escritura a partir de un texto están en función de qué dice el autor, dónde se desarrolla la acción, etc. Aunado a lo anterior se asocia a la dinámica de animación con un título específico, sin considerar que esa misma dinámica se puede realizar con un libro que cumpla con las características del utilizado en un primer momento. Por ello la parte medular de este trabajo es determinar, aunque parezca verdad de Perogrullo, en qué medida la promoción de la lectura obtiene mejores resultados con herramientas más lúdicas que académicas, en un contexto de libertad (de escribir, de leer, de expresarse).

Justificación

El valor de la lectura es insustituible. Sin ella no es posible comprender la información contenida en los textos y asimilarla de un modo crítico. La lectura estimula la imaginación y ayuda al desarrollo del pensamiento abstracto. En la actual sociedad de la comunicación, caracterizada por la sobreabundancia de datos, la lectura comprensiva tiene un papel clave para convertir la información en conocimiento.
            Dada la trascendencia de la lectura en la conformación del individuo y, por tanto, de la sociedad, la adquisición y consolidación del hábito lector debe ser un objetivo prioritario de la política educativa. Pero la formación de los ciudadanos no debe circunscribirse exclusivamente al sistema de enseñanzas regladas, sino que ha de convertirse en un elemento clave del desarrollo personal y profesional de la persona que influye a lo largo de toda la vida y que se manifiesta también en el empleo del ocio. Es en ese sentido en el que debe resaltarse el carácter estratégico de la lectura en la sociedad moderna.
Asimismo, tras la revolución tecnológica, es necesario ampliar el concepto de lectura y no ligarlo exclusivamente a un soporte concreto, sino a cualesquiera de los nuevos medios. La tecnología no sólo no pone en peligro la pervivencia del hábito lector, sino que incluso ha convertido la lectura en la llave de la sociedad de la información.
Si capacitamos a los promotores de lectura para que lean y narren, el trabajo de formación de lectores será más cordial para ambos entes, si estos promotores se especializan, los resultados (en cuanto a promover a la par que la lectura, los espacios donde se efectúa) se reflejarán más rápidamente que formando nuevos promotores de lectura.

Objetivos del proyecto educativo

Los objetivos básicos de este proyecto, son los siguientes: potenciar los instrumentos que faciliten la mejora en la promoción de los hábitos de lectura, considerando ésta como una herramienta básica del aprendizaje; convertir la lectura en un asunto de interés general presente en la vida cotidiana de la sociedad y promover la participación, la colaboración y el desarrollo de iniciativas propias por parte de bibliotecarios; fortalecerlos como promotores y mediadores de la lectura capaces de propiciar encuentros significativos entre los lectores y los libros, a través de los cuales las personas integren la lectura como una actividad enriquecedora y placentera en su vida diaria; proporcionar a los participantes elementos teórico-metodológicos para la comprensión y disfrute de diferentes textos. Todos los objetivos anteriores se enmarcan dentro del objetivo general que es la especialización de personas que han estado trabajando con niños, jóvenes o adultos en los últimos doce meses, que realicen un trabajo efectivo y no simulado.

Propósitos generales del curso

Profundizar en el uso de las herramientas del promotor y poner en práctica diversas estrategias para la lectura, la escritura y la expresión oral.

Contenidos

            REVALORACIÓN DEL CONCEPTO Y ESPACIOS DE LECTURA

Contenidos
Objetivos
¿Dónde, cómo y cuándo leemos?
Hacer conciencia de los espacios, maneras y tiempos para leer.
El acto lector.
Definir qué es leer.
Diferentes códigos de lectura.
Descubrir que siempre estamos leyendo y que para hacerlo requerimos antecedentes previos.

HERRAMIENTAS DEL PROMOTOR DE LECTURA

Tema
Contenido
Objetivo
Lectura en voz alta



La respiración como medio fundamental del aparato fonador.
Facilitar la modulación de la voz mediante la respiración.

Técnicas de lectura en voz alta.
Ofrecer a los participantes técnicas y recursos para la lectura de poesía y prosa.

Identificación y creación de ambientes y personajes desde la perspectiva auditiva.
Crear contextos sonoros que refuercen la creación de imágenes mentales.

Apoyo corporal.
Proporcionar posturas corporales que faciliten el apoyo de la lectura en voz alta.
Narración oral



La selección del cuento.
Establecer criterios de selección de un cuento con el fin de narrarlo.

Apropiación del cuento.
Diseñar esquemas de selección de cuentos a partir de la personalidad de cada participante.

Diferencia entre cuento escrito y cuento narrado.
Definir cual es la diferencia de un cuento cuando se presenta por escrito y cuando se presenta narrado.

El lenguaje mímico.
Introducir al lenguaje corporal.


ANIMACIÓN DE LA LECTURA

Contenido
Objetivo
¿Qué es la animación de la lectura?
Definir que es la animación de la lectura.
Elementos de la animación de la lectura
Identificar los elementos que intervienen en la animación de la lectura.
Propuestas de animación de lectura “para los que aún no saben leer”.
Proponer actividades de animación de la lectura para niños de 0 a 4 años.
Propuestas de animación de lectura “para los que empiezan a leer”.
Proponer actividades de animación de la lectura para niños de 5 a 7 años.
Propuestas de animación de lectura “para los que leen bien”.
Proponer actividades de animación de la lectura para niños de 8 a 11 años.
Propuestas de animación de lectura “para los grandes lectores”.
Proponer actividades de animación de la lectura de 12 años en adelante.


TRÁNSITO E INTERACCIÓN ENTRE LA ORALIDAD Y LA ESCRITURA

Contenidos
Objetivos
¿Qué es escribir?
Reflexionar en torno al acto de escribir.
La relación entre lenguaje oral y lenguaje escrito.
Analizar la vinculación de la oralidad con la escritura, como componentes de la comunicación.
Escuchar para leer y escribir.
Ejercitar el escuchar con fines comunicativos no verbales.
La lectura y la escritura al servicio de la oralidad.
Valorizar los vínculos existentes entre lectura, escritura y expresión oral.
Escritura libre de riesgo.
Facilitar la escritura sin temor a estar en el error.
Actividades de escritura.
Proporcionar actividades de escritura libre de riesgo.

SELECCIÓN DE TEXTOS

Contenidos
Objetivos
¿Por qué seleccionar?
Clarificar el propósito de la selección de libros para proyectos de promoción lectora.
Intereses lectores, ¿cuáles y cuántos son?
Descubrir posibles fuentes de intereses lectores.
El interés por la imagen e interés por la narración.
Analizar los elementos de la imagen y de la lectura de imágenes. Aplicar como criterio de selección de materiales gráficos la graduación de la complejidad de la imagen.
Sugerir distintas formas de emplear un material de acuerdo a sus características adecuándolo al interés, habilidad lectora, motivación, etc., del participante en el proyecto de promoción lectora propuesto.

            COMPRENSIÓN LECTORA: LECTURA EFERENTE Y LECTURA GRATUITA

Contenido
Objetivo
Lectura eferente
Mostrar los efectos de la lectura eferente.
Lectura gratuita
Presentar las virtudes de la lectura gratuita.
El multisentido de la lectura.
Exponer las interpretaciones de la lectura a partir de los referentes del lector.
La intertextualidad
Resaltar la importancia de los referentes lectores para la comprensión de otros textos.

Si hay interés por este curso-taller, comuníquese al correo electrónico: ecampech@yahoo.com.mx

Apología de las bibliotecas


14 Julio 2008
 
 
Víctor Orozco
Historiador

Aparte del disfrute vivencial que proporcionan las bibliotecas, tal vez ningún recinto ofrece a los individuos esta sensación suprema de entenderse dueños de sí mismos. 


Allí, en presencia de sabidurías congregadas a lo largo de las centurias y los milenios, está uno en posibilidades de advertir la infinita capacidad para crear, inventar e imaginar que ha tenido el hombre y también de la función liberadora que ha jugado el conocimiento, emancipador por antonomasia. Es por ello que han sido enemigos de las bibliotecas los fanáticos, los intolerantes, los tiránicos y los imbéciles. 


Pero la biblioteca no sólo agranda el espíritu, también y al mismo tiempo, ayuda a poner en su sitio a los vanidosos y petulantes, pues si son perspicaces, les hace ver la modestia e insignificancia de lo que saben en comparación con la grandeza e inconmensurabilidad  de lo que ignoran. Jorge Luis Borges advertía esto en bellas palabras cuando escribiendo sobre la biblioteca de Alejandría decía:

“…el hombre que quisiera agotarla perdería la razón y los ojos temerarios”  Las bibliotecas han sido piezas claves en la constitución de las identidades colectividades. Quizá una de las decisiones más certeras entre las tomadas cuando las sociedades dan sus primeros pasos ha sido el iniciar la formación de una biblioteca. A contrario sensu, una de las más gravosas calamidades, cuyos efectos se resienten con mayor intensidad en el largo plazo, ha sido la destrucción o dispersión de los libros y documentos. Todavía, a muchos  siglos de distancia, nos lamentamos de los infaustos actos de barbarie ejecutados por conquistadores como el incendio de la biblioteca de Alejandría  por cristianos primero y por musulmanes después. Uno de éstos, se recordará, fue el Califa Omar quien pasó a la historia no por sus conquistas sino por la atroz sentencia que pronunció cuando ordenó el incendio: “Si esos libros dicen lo mismo que el Corán son inútiles y si dicen algo diferente, son perniciosos”. 

De la misma forma, no acabaremos nunca de dolernos y  resentirnos por las piras que sistemáticamente hicieron los frailes con los códices prehispánicos, dejando a un pueblo entero sin las señas de su memoria colectiva y lo que es peor, reduciendo al mínimo las posibilidades de desplegar sus potencialidades sobre la base de la acumulación de sus experiencias y sus saberes pasados. Muy otros serían el conocimiento y la concepción que tendríamos de los pobladores y sociedades prehispánicas de este continente, si estuvieran en nuestras manos todos los documentos guardados en los amoxcalli, el equivalente de las bibliotecas y archivos modernos. Menos de dos decenas de estos documentos llegaron hasta nuestros días, es decir, apenas un minúsculo vestigio de la producción intelectual de las antiguas civilizaciones mesoamericanas. Hasta hoy, esta empresa de aniquilación de todo tipo de testimonios, entre ellos los escultóricos, gráficos o pictóricos se encuentra entre los mayores actos de inhumanidad que ha sido ejecutado, en nombre de dogmas religiosos. En contrapartida a la destrucción de códices y demás evidencias culturales indígenas, se destaca la ingente labor de misioneros y dignatarios eclesiásticos para fundar en territorio americano bibliotecas o repositorios de libros, traídos de Europa, puesto que en tierras americanas estuvo siempre prohibido publicarlos. Entre las mayores de aquellas que han llegado hasta nuestros días, está la magna Biblioteca Palafoxiana, ubicada en la ciudad de Puebla.

En la era de la electrónica, parecería que mucho de los roles tradicionales de las bibliotecas han desaparecido o estarán por desaparecer. Hoy, sin salir de nuestra casa podemos consultar inacabables fuentes de información, que cada día crecen de manera exponencial. No pasará largo tiempo, sin que operen sistemas electrónicos que nos permitan acceder a cada uno de los 25 millones de libros que alberga la Biblioteca Británica o los 30 millones de la Biblioteca del Congreso o quizá podamos ver en versión digital a los millones de documentos del Archivio Segreto Vaticano y de la Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México. Lo que se habrá transformado, en cualquier caso, serán las vías de acceso al conocimiento, con su multiplicación. Tenemos a nuestro alcance tal cantidad de datos y posibilidades de combinación de los mismos, que el  hecho puede llegar a abrumarnos, antes de que escribamos una línea. Sin embargo, el desafío fundamental y de mayor complejidad que enfrentan creadores y científicos, es el mismo que tuvieron Plutarco, Víctor Hugo, Carlos Marx, Carlos Darwin, María Curie, Alberto Einstein o Gabriel García Márquez, es decir, dar cima a una obra en la que su valía se determina en forma decisiva por el enlace y la simetría de todos sus elementos, a la manera de las escalinatas ideadas y edificadas por Miguel Ángel en la plaza del campidoglio romano. Esto es, a nuestra disposición se encuentran miles o millones de ladrillos de las más variadas formas y contexturas para levantar la casa, pero el resultado último, su funcionalidad, sudisponibilidad para acogernos y sobre todo su belleza dependen del genio del arquitecto-escritor.

Lo que se está abriendo es un mundo de nuevas posibilidades, en el cual se combinan las tradicionales bibliotecas, existentes desde tiempos inmemoriales, con las bibliotecas digitales y las gigantescas bases de datos o redes de información. Cada cual está jugando su propio rol y todos son complementarios.Ciertas de estas amalgamas se manifiestan en la evolución de las palabras, empleadas para designar conceptos diferentes, aunque lejanamente emparentados. Por vía de ejemplo, una de ellas es el colofón, originalmente un gentilicio aplicado a los integrantes de un pueblo habitante del extremo de la península helénica. Los colofones, buenos mineros de su tiempo surtían de plata a las otras colectividades y eran los últimos antes de llegar al mar.  De allí se tomó el nombre para los parágrafos que incluyen ciertos datos de identificación de un libro colocados en su última página. Ahora, en internet se ha difundido la costumbre de escribir “colofones” –TagLines en inglés- como se les llama a estas frases ingeniosas, que por millones colocan los cibernautas al final de los mensajes. Casualmente ayer me llegó un colofón en un correo, con el cual cierro: “Antes de internet era una isla, ahora soy una península”.