Entre los derechos del lector, enunciados por Daniel Pennac, está en derecho a releer. Viéndolo fríamente en realidad es una oportunidad que pocas veces nos damos. Por ejemplo, cuando compramos un disco, lo escuchamos un sin número de veces, pero no sucede lo mismo con los libros, al menos no con regularidad. Con esto no quiero decir que sólo hay que leer el mismo libro, no. Me refiero a volver a leer un texto años después de haberlo hecho. Es una nueva lectura, sin lugar a dudas, que adquiere dimensiones no contempladas.
Mi contacto con la lectura parecería extraño (al pasar de los años, me doy cuenta que hubo varias situaciones que me tenderían puentes hacia los libros). Hasta los diecisiete años la lectura era para mí la actividad más intrascendente en el mundo. Mi pasatiempo predilecto era escuchar radio, en particular una estación de A. M. de la Ciudad de México, llamada “Espacio 59”. Ahí hablaban constantemente de libros, pero lo soportaba con tal de escuchar la música de mi agrado.
Es claro que en la secundaria no leía lo que la maestra Claudia Pastrana nos dejaba de tarea, salvo Canasta de cuentos mexicanos de B. Traven, que aunque me gustó, no me impulsó a seguir leyendo. El encuentro vendría después. Una noche de sábado, en casa de mi abuela paterna, me encontré con un título que había sido mencionado recurrentemente en “Espacio 59”: Cien años de soledad. Algún motivo me llevó a abrir las página y sumergirme en una historia que me envolvía con palabras, construyendo situaciones cómicas e ingenuas (y que yo devoraba sin cuestionar) propiciadas por José Arcadio Buendía. El texto me encantó, fue algo maravilloso que explotó en mí. Aunque también confieso que conforme iba acrecentando mis lecturas, me daba cuenta de lo limitado que había sido aquel primer contacto con el placer de leer.
Este año, aprovechando las vacaciones, volví a tomar la obra cumbre de García Márquez. La experiencia ha sido magnífica. Me encuentro frente a otra lectura. Saltan ante mí, situaciones que fueron subvaluadas o de plano ignoradas. El inicio de la guerra civil ya no fue una parte aburrida, y la ingenuidad y absurdos que vislumbré, ahora sé son parte del realismo mágico latinoamericano.
Algo similar sucedió con El Zarco, no cabe duda que la vida nos permite tejer nuestra red de significados, de ampliar nuestra visión del mundo, de contar con más elementos para elegir. Durante algún tiempo creí que esta modalidad de relectura era la única que practicaba la gente. Sin embargo, para quien la lectura no es una actividad cotidiana, placentera y autónoma, el derecho a releer. Así lo dejaron de manifiesto la gran mayoría de los alumnos de los docentes que cursaron el Diplomado en Formación de Lectores y Escritores hace unos años. Ellos referían que es un derecho releer cuando no se entiende el texto, el derecho a regresar para encontrar sentido. Y tienen razón, finalmente es un derecho que cada lectura tenga un sentido y significado para el lector.
[1] ecampech@yahoo.com.mx
Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 15 de agosto de 2011.
Los libros que releo con sumo placer son Cien años de soledad Gabriel García Márquez, La danza de la realidad de Alejandro Jodorowky, Mujeres que corren con los lobos Clarissa Pinkola Estés, se relee con diferentes ojos/sentidos el mismo título de un libro que no es inmune al tiempo.
ResponderEliminarFue el mejor libro con el cual se puede empezar una afición a la lectura; aunque en mi caso fue "De perfil " de José Agustín. Un libro que en dos mañanas lo leí por completo y con deseos de leer mas de este mismo autor....Espacio 59..seremos de la misma generación; también fui uno de los que escuchaba espacio 59 y rock 101; era de los que pensaba que siempre era mas alternativo esta ultima que wfm y sin lugar a dudas los sitios de afición: Rockotitlán y La Ultima Carcajada de la Cumbancha...otros tiempos; una época de pocas opciones a comparación de la gran apertura para las generaciones actuales.
ResponderEliminarAunque nunca acudí ni a Rockotitlán, ni a La Última Carcajada, tenía referencias de los sitios por Espacio 59. Quizá sí seamos de la misma generación y qué maravilla compartir tiempos y coincidencias. Saludos.
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