jueves, 10 de mayo de 2012

Regalar libros a los niños



Eduardo Campech Miranda

Desde hace meses, tal vez un par de años, que circula por la red un video de un pequeño que recibe, como regalo de Navidad, un libro. El niño muestra con un berrinche la desilusión causada por el obsequio. Más allá de la hilaridad que pueda causar la reacción del pequeño, queda de manifiesto la conducta no lectora de los padres, o de quien haya decidido qué regalarle.

Si en esa casa se leyera, hubiera libros, visitaran bibliotecas, librerías, ferias de libros, el niño actuaría distinto, pero no se haría famoso, no circularía en Youtube, Facebook o correos electrónicos. Pero recibiría con agrado, y hasta emoción, el libro. El propósito de quien hizo el regalo supone una buena acción, sin embargo desafortunada, como invitar unas exquisitas carnitas a alguien con colesterol alto.

Si hoy piensa ofrecer a algún niño un libro, cerciórese de considerar algunas cuestiones básicas:
·         La relación cotidiana, libre, que el niño tiene con los libros. Es decir, si acostumbra leer fuera de la obligatoriedad escolar y familiar.
·         Los gustos e intereses del presunto lector. Si éste no le gusta el balompié, por favor, evite darle títulos como El fútbol a sol y sombra o Pateando lunas.
·         Los propósitos que persigue al desear que el infante lea. A la par de la edad, los intereses lectores, los propósitos definirán mucho del contacto con el libro y la palabra escrita.
·         Evite cuestionamientos, en torno a la historia, como si fuese un interrogatorio judicial o ministerial. En caso de que usted crea que ese método es infalible, no olvide el tehuacán.
·         Si no tiene ni la más mínima idea de lo que la literatura infantil puede ofrecer, y su universo se circunscribe a los cuentos de hadas clásicos, los libros de Walt Disney, de personajes de dibujos animados, entonces la recomendación es que se asesore en una biblioteca pública o en una librería. En caso de no confiar plenamente en estas dos opciones, busque por sí mismo reseñas bibliográficas en línea. Recomiendo los blogs, que tienen libertad de opinión, sin compromisos editoriales.
 Dice Felipe Garrido que el goce de la lectura está disponible para quien esté educado a hacerlo. Ese proceso es constante, interminable, cotidiano. Es un proceso de lectura del mundo y de la palabra, de conversaciones y espacios colectivos. De esta manera, el lector no se sentirá el Minotauro: solo en un laberinto. Acompañar y no supervisar, es una estrategia que puede ser el hilo de Ariadna. Pero, principalmente, compartan las lecturas, sus opiniones, sus puntos de vista, las imágenes que construyen. En sus manos está mucho de la formación lectora de su vástago.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, abril 30 de 2012.

No hay comentarios:

Publicar un comentario