Eduardo Campech Miranda
En los últimos días las redes sociales, en particular twitter y facebook, se han visto invadidas por un nombre: Ninel Conde. Los constantes tropiezos de la figura televisiva han sido motivo de múltiples publicaciones (post) de un negro y mordaz sentido del humor. No me asombra la capacidad del pueblo mexicano para hacer de un acontecimiento todo un jolgorio. En cambio, sí percibo con curiosidad, que muchas de esas personas que mueren de hilaridad ante el nuevo chiste de Ninel, tengan graves deficiencias de escritura, en particular de ortografía.
De antemano tienen conciencia de sus fallas (en eso estarían aventajando a la Conde), pues las justifican con frases como “¿me entendiste, no?”, “no pongo acentos porque me da flojera”, “yo escribo como se me da la gana”. Además de argumentos “tan sólidos”, los aludidos tienen a su favor el anonimato o el no ser figuras públicas. Aunado al orgullo de ser universitarios.
La mayoría de nosotros, si no es que todos, alguna vez hemos cometido errores al hablar o escribir (en la colaboración de la semana pasada, “Palabras”, daba cuenta de una de mis múltiples metidas de pata). Y también la mayoría de las veces autocorregimos. Cuando no lo llegamos a hacer, no falta algún samaritano que nos indique la falla. Lo cual, dependiendo del nivel de madurez y de la intencionalidad de la corrección, desata o no nuestra furia.
“NO SOII UN PADRE PERO TE DARE UN CERMON... HAII MUCHOS GRAFFITEROS PERO SON FAROLES.. LOS GRAFF DE ESTOS DIAS IIA NO AVIENTAN BOMBAS NI CORRIDAS SOLO PEGAN SUS PINCHES CALCOMANIAS...”,
“
Otro aspecto de las publicaciones en redes sociales es esa manía de cambiar, con alevosía pero sin tener idea de sus implicaciones, las palabras. Ejemplos de aplicar estas dos habilidades son las siguientes publicaciones en Facebook:
“NO SOII UN PADRE PERO TE DARE UN CERMON... HAII MUCHOS GRAFFITEROS PERO SON FAROLES.. LOS GRAFF DE ESTOS DIAS IIA NO AVIENTAN BOMBAS NI CORRIDAS SOLO PEGAN SUS PINCHES CALCOMANIAS...”,
“
Hace un par de años, durante una edición del Encuentro sobre Problemas de la Enseñanza del Español en México “Dr. Marina Arjona Iglesias”, defendí una propuesta de revalorar esa escritura que utilizan los jóvenes en redes sociales y celulares, además de utilizar ambos soportes para la promoción de la lectura y la escritura. Soy partidario y defensor de los nuevos códigos de escritura, pero en soportes de comunicación inmediata como el chat, el Messenger o los mensajes de celular. Pero repruebo su uso en soportes con mayor caducidad, lo anterior en virtud de las funciones del lenguaje oral y el lenguaje escrito:
(…) el hablar y el escribir desempeñan funciones diferentes. Parece razonable afirmar que en las sociedades donde se conoce la escritura, el habla se emplea para establecer y mantener las relaciones humanas (uso primariamente interactivo), mientras que el lenguaje escrito está más bien reservado fundamentalmente para la elaboración y transmisión de información (uso primariamente descriptivo), así como para organizar y reorganizar el pensamiento[1]
Por ello creo que más allá de la jocosidad involuntaria que causa, en este caso, la esposa de Juan Zepeda, debemos reflexionar y revisar nuestras publicaciones en las redes sociales, con el ánimo de disminuir el terrorismo visual que impera. Dejar de mirar a Ninel en el post ajeno y atender al Conde que tenemos en la escritura.
[1] Padrón Amaré, Olga: “La diversidad de la palabra, una postura ante el lenguaje”, p. 19.
Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, nº 13, lunes 29 de agosto de 2011.
Publicado en "La gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, nº 13, lunes 29 de agosto de 2011.
Amén.
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