martes, 15 de enero de 2013

¿Qué tipo de lectores estamos formando?



Eduardo Campech Miranda

En las últimas semanas ha surgido en mí una inquietud: ¿qué tipo de lectores está formando la escuela? La lectura consta de diversos niveles (los básicos están identificados como: literal, inferencial y crítico; en tanto, la Asociación Española de Comprensión Lectora y el Informe pisa, ubican hasta siete niveles de comprensión lectora), de los cuales la escuela (la familia, la sociedad) apuntalan el primero de ellos, es decir, el literal o descriptivo.

Estoy convencido de que el primer contacto con el texto literario debe privilegiar la noción estética. Por ello, es lamentable que tanto en los reportes de lectura, como en las pruebas de comprensión lectora, de este tipo de textos, no aparezca la opción o pregunta ¿qué sentiste?, ¿te gustó, por qué? Pongámoslo en estos términos, ¿cuántas personas conocen que dicen “encantarles” una canción en inglés, pero que no entienden ni el what? (yo soy el primero en la lista). La reflexión parte de tres situaciones concretas.

La primera se deriva de la lectura del cuento “En la madrugada” de Juan Rulfo. La historia, para quien no la conozca, cuenta el asesinato de un hacendado (Don Justo). La voz narrativa se comparte entre un narrador omnisciente y el viejo Esteban, quien está detenido como culpable. Otros personajes de la historia son: Margarita y la madre de ésta (sobrina y hermana de Justo, respectivamente). En primera instancia y ante una lectura de corte lineal, el asesino es el viejo Esteban. Sin embargo, a medida que se pone atención en inferencias que debemos realizar y las conjugamos con datos que aporta el texto, podemos develar al verdadero culpable.

La segunda situación viene dada por el cuento “El retrato de míster W. H.” de Oscar Wilde. Una lectura encomendada a chicos de primer grado de secundaria. Comencé a leerla y cuando llegué al momento en que Erskine le solicita al narrador, observe detenidamente el cuadro que acaba de mostrarle. La sorpresa del narrador es absoluta: “¡Cielo santo –exclamé- ¿es este el míster W. H. de Shakespeare?”. Esta frase saltó a mi vista y de inmediato comencé a indagar en torno a míster W. H. y su relación con Shakesperare. Ahí conocí la probable y debatida existencia de tan enigmático personaje. Pero esa misma curiosidad me llevó a investigar en torno a la calle donde inicia la historia (Birdcage Walk) y a los sonetos de Shakespeare, que dicho sea de paso, hay varias citas de ellos en el cuento. Este trabajo, de sumergirme en el texto, me permitió tener un panorama más amplio de la lectura, la cual no se quedó en la mera anécdota.

Por último, me remitiré al grupo de lectura en Facebook “Corre, lee y dile”, del cual ya escribí en alguna ocasión. Actualmente estamos leyendo Rayuela de Julio Cortázar. Para los neófitos y villamelones (hago una doble alusión con la finalidad de dimensionar mi ignorancia en el tema) del jazz, del inglés y del francés, además del trazo urbano de París, utilizar herramientas como Google, Google Maps, Youtube o Wikipedia, han sido de gran apoyo, ya que a través de esta estrategia hemos podido otorgarle un sentido al texto (además del estético). Una de las integrantes confiesa que esta lectura es más rica que la ocasión que la leyó en la facultad. Claro, porque a los elementos citados se agrega la experiencia de vida.

Por eso vuelvo a la pregunta inicial, ¿qué tipo de lectores estamos formando? ¿Cuántos mediadores, llámense profesores (aún aquellos que tienen grupos de más de cuarenta alumnos), padres o madres de familia, promotores de lectura, bibliotecarios, etc., realizan actividades para preparar el terreno y que el lector esté dispuesto a ir más allá de la lectura literal?

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, enero 7 de 2013.

2 comentarios:

  1. Eduardo, muy interesante la entrada. A esto podría añadírsele la experiencia de lectura en dispositivos digitales, que es aún más exigente pues tiene más distractores, y por lo tanto menos oportunidades de enfocarse en la experiencia estética de la lectura "sumergida". Sin duda la sensibilidad estética debe formarse desde la infancia y, estamos de acuerdo, los reportes de lectura convierten al texto en una rana de laboratorio.

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  2. Desde luego, los formatos digitales requieren de otro tipo de concentración, ya que como bien mencionas, existen muchos distractores. Hay quienes leen mientras están conectados al chat. Saludos.

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