miércoles, 25 de mayo de 2011

Selección de libros para niños y adolescentes.

SELECCIÓN DE LIBROS PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES.[1]

EL ASPECTO DE LA LECTURA EN NIÑOS DE 6 A 8 AÑOS


Ya que los niños de estas edades se inician en el ejercicio del lenguaje a través del “descubrimiento” de la lectura y la escritura, le serán de gran utilidad libros con textos breves y claros. La lectura es un apoyo considerable para ampliar y mejorar su vocabulario, que le brinda también elementos para expresarse con mayor fluidez. Las imágenes de un libro tienen un papel muy importante pues los niños recurren a ellas para corroborar y complementar lo que han leído.

En esta etapa el niño comienza a desenvolverse en otros ámbitos, y a ubicarse como parte de los mismos, así que las lecturas que le hablen de la familia, la escuela, la comunidad (calle, barrio, colonia, pueblo, ciudad), los amigos, la biblioteca, etc., le ofrecen posibilidades de asociarlas con sus vivencias cotidianas.

Para el niño de 6 a 8 años el juego es un elemento que lo acompaña a diario, pues es justamente uno de los principales medios a través del cual se enfrenta a la realidad de su entorno y al conocimiento de sí mismo; es por ello que el niño refleja en sus juegos las situaciones que le son gratas y aquellas que le molestan o lastiman, imitando actitudes y conductas de los adultos y otras personas que son importantes para él. Jugando aprende, se comunica, se expresa y advierte. Por esta razón las lecturas que le sean amenas y complementen o motiven sus juegos serán disfrutadas y requeridas, tales como cuentos con tramas divertidas; anécdotas con personajes de su misma edad en situaciones parecidas a las suyas; poemas, rimas, adivinanzas, trabalenguas, juegos, canciones, etc.

La curiosidad, creatividad y fantasía están presentes como parte motora de sus juegos, así que libros que ofrezcan respuestas sencillas al ¿cómo? Y ¿por qué? De ciertas cosas o fenómenos que él se pregunta  (¿cómo caminan los autos?, ¿por qué llueve?) serán bienvenidos y buscados por estos niños. Por otro lado, para motivar y recrear su creatividad y fantasía son recomendables los cuentos con una secuencia narrativa clara y unidireccional, de trama predecible pero con finales sorprendentes, de finales felices y justos; también serán apreciados aquellos cuentos que le presenten personajes y situaciones fantásticas, imágenes de hechos que difícilmente ocurren en la realidad y que resulten atractivos y divertidos, pues los niños de esta edad gustan de aprenderlos y crear sus propias historias a partir de lo que han leído.

DE 8 A 10 AÑOS


En la sala infantil de la Biblioteca Pública es el lugar en donde fácilmente vemos reunidos niños de diversas edades y con distinto grado de desarrollo cognoscitivo, social y afectivo. Es así como en los niños de 8 a 10 años podemos observar características muy particulares que permiten que se les diferencie de otros niños en diferentes etapas de formación.

Esta etapa corresponde a los grados escolares de 3º y 4º de educación primaria. Se distingue por ser el tránsito de los ficticio a lo real, ya que el niño abandona paulatinamente sus ideas llenas de fantasía y magia con las que se explicaba diferentes aspectos de su realidad; ahora el niño busca explicaciones que le remitan a sus experiencias cotidianas o hechos concretos que sean conocidos por él y le den pauta para nuevos aprendizajes que le permitan una mejor adaptación y comprensión de su entorno físico y social.

Para los niños de esta etapa el conocer, aprender y descubrir se convierte en actividades de tiempo completo. Es común oírlos preguntar el ¿por qué? ¿cómo? ¿cuándo? y ¿por qué no? de todo; de ahí que estas edades son como una segunda etapa del ¿por qué? (la primera se da entre los 3 y los 5 años) pero ahora mucho más exigente y exhaustiva.

Dado que su mundo de intereses se amplía cada vez más, su curiosidad sobre diversos temas lo hacen activo e inquieto; hoy puede fijar su atención en el libro de animales, mañana en el del cuerpo humano y después realizar alguna otra actividad diferente, preguntando y buscando información clara y precisa.

El niño de 8 a 10 años, como resultado de la experiencia y las capacidades intelectuales que ahora posee, es capaz de comprender y aplicar diversos conceptos y nociones como el de medida, unidades de tiempo como ahora, minuto, año, mes, etc., equivalencias entre unidades de medida (ejemplo: medio kilo y 250 grs.) y señalar similitudes y diferencias en las características de objetos (de ahí su gusto por coleccionar estampillas, piedras, álbumes, etc.). También puede captar intuitivamente la idea de simultaneidad, con la que comprende que dos situaciones pueden ocurrir al mismo tiempo; su periodo de atención ha aumentado oscilando de 30 a 35 minutos y su capacidad de memoria es cada vez más parecida a la del adulto, dependiendo de lo significativo de la información y el registro sensorial (imagen, sonido, olor, etc.) con que haya percibido tal información.

Por lo anterior, el niño de esta etapa emite claramente sus juicios y opiniones e incluso expresa bases y fundamentos que los respaldan, teniendo siempre como referencia la experiencia cotidiana de su ambiente familiar, escolar y social.

El aspecto socio-afectivo de esta etapa marca diferencias muy importantes y señala avances en el proceso de independencia individual, al mismo tiempo que una mejor adaptación a su ambiente social.

El grupo de compañeros del mismo sexo se convierte en algo primordial para el niño de 8 a 10 años. La interacción con sus amigos le resulta muy estimulante porque con ellos observa, manipula y experimenta su medio.

Con sus amigos el niño se identifica, comparte ideas, experiencias y juegos que le permiten imitar, crear, inventar, en fin, todo aquello que le brinda conocer y conocerse.

El grupo ayuda al niño a confirmarse como individuo y a formar sus juicios y opiniones del mundo exterior; en él afirma los patrones de conducta aprendidos en la familia y la escuela.

Es frecuente que el niño participe en actividades y juegos organizados por el mismo equipo, que le permiten crear y construir objetos así como poner a prueba sus cada vez más coordinadas habilidades. Tales actividades pueden ser tan diversas como la construcción de maquetas, el moldeado, expresiones teatrales, juegos de futbol, béisbol, juegos de mesa, etc.

A través de dichas actividades el niño desarrolla un mayor sentido de cooperación de equipo, acatando las reglas que el propio grupo establece. De hecho, en esta etapa se vuelve más importante el elogio o desaprobación del grupo que el de la familia, de la que el niño empieza a tratar de independizarse. El niño es capaz de renunciar a su interés personal por salvar los intereses del grupo.

EL ASPECTO DE LA LECTURA EN EL NIÑO DE 8 A 10 AÑOS


Los niños de estas edades pueden leer comprensivamente libros de ficción y aquellos sobre hechos reales, en virtud del mayor desarrollo de sus capacidades perceptivas, de memoria y análisis. Es conveniente ofrecerles libros que les expliquen diferentes aspectos de la realidad y que al mismo tiempo lo remitan a su experiencia cotidiana, porque tienen un enorme interés por descubrir y aprender más sobre lo que viven, aunque también les apasione lo desconocido.

Por su mayor capacidad de atención (30 a 35 minutos) puede leer textos con más contenido, sin llegar a ser demasiado extensos. Para ellos aún son importantes las ilustraciones pues apoyan las percepciones que le son dadas por la lectura.

Gracias al avance en su proceso de independencia, les agradan lecturas que contengan personajes con los cuales identificarse, pues les ayudan a confirmarse como individuos, así como a formarse opiniones e ideas personales. Son recomendables lecturas de vocabulario sencillo y accesible sobre eventos y situaciones reales, deportes y juegos organizados (que además refuerzan su deseo de congregación y su sentido de cooperación) manualidades y experimentos (para aplicar sus conocimientos en algo práctico) aventuras relacionadas con la familia, la escuela, la comunidad; la vida y el cuidado de los animales, los fenómenos naturales, etc. Todos ellos, además de alimentar su espíritu creativo y de investigación, le ayudan a ubicarse en su entorno físico y social, y a encontrar las explicaciones que busca para conocer y comprender a fondo los fenómenos y situaciones que acontecen a su alrededor.

DE 10 A 12 AÑOS


En general, a partir de los diez a los doce años de edad se inicia la etapa de desarrollo llamada preadolescencia, caracterizada por transformaciones anatómicas y fisiológicas que repercutirán en el aspecto cognoscitivo, afectivo y social del individuo.

Se manifiestan cambios notables en el cuerpo de ambos sexos que marcarán el paso del niño al adulto. En las mujeres se inicia aproximadamente entre los diez y once años de edad y en los varones a partir de los once.

En el plano cognoscitivo también se efectúan importantes cambios. Se desarrolla la capacidad de abstracción y de pensamiento lógico, lo que permite efectuar actividades intelectuales más complejas; además permite explicarse con mayor objetividad el mundo circundante. Ello implica comprender más allá del significado literal de un texto; encontrar las relaciones de personajes y hechos, hacer generalizaciones, extraer conclusiones, captar el propósito del autor.

En esta etapa aparece el pensamiento hipotético-deductivo, que es la capacidad de anticipar resultados y consecuencias; por ejemplo, con el sólo título o la lectura de las primeras páginas de un libro se puede prever el final de la trama o se es capaz de adelantar el resultado de un experimento antes de haberlo iniciado.

El preadolescente comprende la idea del tiempo como una sucesión ordenada de eventos tanto retrospectiva como prospectivamente  (días, meses, años, etc.) de ahí surge el interés por estudiar la historia, la evolución del hombre o ciertas etapas de épocas antiguas, así como el universo y los fenómenos naturales.

En la preadolescencia aparece una incipiente sistematización y organización del pensamiento que permite representar un objeto con diferentes ubicaciones; la simetría, los contrastes, las trasposiciones, los ejes de referencia. Se es capaz de realizar con más detalle y de acuerdo a las proporciones, modelos, mapas, maquetas; así como de identificar características y clasificar objetos, seres y fenómenos.

También se adquiere conciencia de que las palabras tienen diferentes significados según el contexto en que se encuentren, estando en condiciones el preadolescente de emplearlas correctamente. Asimismo se incrementa su capacidad para comprender poesías, metáforas, acertijos, fábulas, etc.

Aunque prevalecen las actividades intelectuales sobre las motoras, aún existe interés por el juego y por demostrar las capacidades, habilidades y destrezas. Para el ser humano “es quizá la época en que se encuentra más integrado su esquema corporal, debido a que el crecimiento durante la niñez ha sido paulatino y gradual. Posee la información sobres sus capacidades corporales, domina la coordinación de movimientos entre diferentes miembros y partes de su cuerpo y avanza en el dominio de ésta”.

En el aspecto afectivo y social, el preadolescente toma conciencia de los demás, dándoles importancia a las relaciones interpersonales; convive con compañeros del mismo sexo, los cuales son centro de interés, en ellos deposita su afecto y se establece una amistad perdurable y armónica; comparte con ellos sus preocupaciones, temores, experiencias; descarga sus sentimientos confusos y adquiere pautas de conducta a través del rol que juega en el grupo.

Se encuentra perfectamente integrado a su grupo social y deposita en él toda su confianza, adquiere conciencia de grupo ya aparece un sentimiento de camaradería, amistad y lealtad hacia los compañeros.

Durante esta edad, el preadolescente pierde la serenidad interior y la estabilidad psicológica. En general aparecen ciertos estados emocionales contradictorios como resultado de los cambios fisiológicos que se inician en el organismo, y de los primeros deseos de independencia, combinados con la necesidad de protección. Debido a ello el preadolescente se muestra muy susceptible a las críticas y burlas de compañeros y adultos, manifestándolo en ocasiones agresivamente.

Relacionando con lo anterior, no es difícil encontrar al preadolescente preocupado por las transformaciones y funcionamiento de su cuerpo, y con un naciente interés sobre la sexualidad.

En busca del “yo” indaga modelos de referencia con los que puede identificarse para afirmar modos de conducta, de ahí la importancia de las relaciones que entable con otras personas, las películas, los libros y el ambiente que lo rodea en general.

Aparecen ciertos valores como cooperación, responsabilidad, igualdad, la adopción de reglas y normas, expresadas en un marcado sentido de justicia y rechazo por las acciones que considera incorrectas; el preadolescente exige la igualdad de derechos tanto en el hogar como en sus compañeros de grupo. Finalmente, enjuicia y juzga a las personas mayores y en especial aquellas consideradas prototipos en años anteriores: los padres, los maestros, etc., con los cuales frecuentemente tiene confrontaciones.

EL ASPECTO DE LA LECTURA EN LOSNIÑOS DE 10 A 12 AÑOS


Debido a que el niño entre 10 y 12 años posee más fluidez en la lectura y una mayor capacidad de abstracción y sistematización de pensamiento, ya puede leer textos largos y complejos tanto en ideas como en estructura y lenguaje.

Para el preadolescente serán atractivas aquellas lecturas que le brinden elementos para explicar objetivamente la realidad que vive, puesto que es capaz de generalizar, analizar y llegar a conclusiones; los libros sobre historia, viajes, problemáticas sociales o emocionales estarán acordes a sus intereses.

En este periodo el niño convertido ya en preadolescente se distancia, de alguna manera, de la actividad motora para dar paso a actividades intelectuales, buscando en ellas otras formas de juego, recreo y diversión. Por ello la lectura de libros sobre humos y situaciones grotescas o absurdas, suspenso, detectives y aventuras le resultarán placenteras.

En su afán por conocer la causa de los cambios fisiológicos que se inician en él, así como la atracción que siente por el sexo opuesto y las inquietudes afectivas y psicológicas derivadas, buscará libros sobre sexualidad, novelas de amor y aquellos que recreen sus sentidos. Por otro lado, gracias a la importancia que otorga a las relaciones interpersonales y a sus sentimientos de camaradería, disfrutará libros sobre arte, deportes y actividades recreativas que pueda compartir con otros niños y personas.

DE DOCE A DIECIOCHO AÑOS


Una de las etapas más importantes en la vida de todo ser humano es la adolescencia. En ella se generan una serie de cambios, tanto físicos como psicológicos, que habrán  de hacerla particularmente difícil y conflictiva.

La adolescencia es mucho más que un peldaño que sigue a la infancia. Es un periodo de transición, necesario para la maduración del yo, que constituye una despedida de las dependencias infantiles y un precoz esfuerzo por alcanzar el estado adulto. El adolescente es como un viajero que ha abandonado su lugar de origen sin haber llegado aún a puerto seguro.

La adolescencia es como un nuevo nacimiento donde surgen los rasgos humanos más completos y donde el cuerpo y el espíritu adquieren nuevas cualidades. Es también la etapa donde quedan claramente establecidos los intereses de índole sexual y donde en general hay un despertar de los sentidos.

Los cambios físicos que experimenta el cuerpo es esta fase de crecimiento soy muy importantes pues marcan el inicio y desarrollo de la función reproductora del hombre. Tales transformaciones biológicas inciden directamente en la psicología del adolescente, principalmente en el aspecto emocional.

Las emociones de la adolescencia adquieren fuerza y complejidad por estar especialmente ligadas al aspecto sexual. Esto hace que las emociones se intensifiquen y se vuelvan más difíciles de dominar; hay un aumento del sentimentalismo y de cambios súbitos del estado de ánimo.

Este predominio de lo emotivo necesariamente influye en los intereses e inquietudes de los jóvenes adolescentes, lo que debe considerarse para su educación. El desarrollo educativo del adolescente debe ser progresivo, de acuerdo a sus capacidades, necesidades, aptitudes y tomando en cuenta su carácter y temperamento.
A la luz de lo anterior podemos ver que dentro de la gama de actividades que puede realizar un adolescente, la lectura puede satisfacer en parte no sólo sus necesidades educativas, sino su gran demanda sensitiva.

La lectura puede constituirse en un pasatiempo gratificante para el espíritu juvenil en la medida que corresponda a sus nuevas inquietudes y expectativas emotivas.

Material de lectura hay de sobra. Por ejemplo, hay temáticas en las cuales el adolescente puede percibir diversidad de emociones: temor, miedo a lo desconocido, horror, inquietud por lo lejano, imaginación de otros mundos, etc. Tales emociones las podemos encontrar en la literatura del horror, literatura fantástica, ciencia ficción, novelas de viajes, historias de detectives y aventuras.

También existen temáticas para las necesidades románticas propias de la edad: historias de amor en novelas, teatro, dramas; poesía clásica y moderna; biografías de personajes y héroes.

En cuanto al tema de la sexualidad existen innumerables textos educativos, tales como enciclopedias, libros, revistas y folletos. En ellos podemos encontrar información sobre la anatomía y fisiología del aparato reproductor, técnicas de control natal, mitos y realidades de la vida sexual.

No es menos importante que muchas novelas y obras de teatro pueden ilustrar el tema de la sexualidad desde el aspecto de la comunicación y las relaciones humanas.

De todo lo anterior se desprende que  pueden ser muy grandes los beneficios que el adolescente obtiene a partir de la lectura, además de satisfacer en parte sus necesidades emocionales e informativas. Si se logra que el joven encuentre placer en la lectura y busque continuamente este placer, ello se traducirá en una formación educativa amplia e integral. En otras palabras, el joven al tener el hábito de la lectura poseerá no sólo una mayor cultura, sino que ampliará su capacidad de análisis, de argumentación y de crítica. Al mismo tiempo obtendrá un vocabulario más extenso y un mayor dominio del lenguaje hablado y escrito.



[1] Dirección General de Bibliotecas-CONACULTA: Mis Vacaciones en la Biblioteca 1989 (mecanografiado).

viernes, 13 de mayo de 2011

Inventario de obstáculos y otras excusas para no leer

Publicado por: El Documentalista Enredado 

Vivimos en una sociedad en la que el tiempo es un bien muy preciado: vamos deprisa al trabajo, a los estudios, a la compra, al dentista. Ajetreados todo el día y con poco margen para dedicar al ocio. Por eso, es frecuente que muchas personas justifiquen su falta de aprecio por los libros amparándose en la conocida excusa: "Yo querría leer, pero. ¡No tengo tiempo!".

Ahora bien, reflexionemos un poco sobre la cuestión y planteémonos algunas preguntas. ¿Cuánto tiempo es necesario para leer? ¿Hablamos de horas, minutos, páginas? ¿Cuáles son los mejores momentos del día para dedicar a la lectura? ¿Dónde podemos sacar mejor provecho de un libro? ¿Podemos ir cada semana a leer a la biblioteca? De hecho, de tiempo sí que disponemos, pero debemos decidir a qué actividades se lo queremos dedicar. Leer relaja, nos permite estar con nosotros mismos, es un buen tema de conversación con los amigos o los hijos y, además, es una actividad de entretenimiento y una forma barata de conocer a otras personas, lugares y experiencias.


Somos dueños de nuestro tiempo

Para empezar, el acto de leer necesita atención; se trata de hacer un viaje fantástico por las páginas de un libro. Por eso, debemos saber cuándo disponemos de ese tiempo y de esa concentración. Sería lógico pensar que sólo podemos leer en aquellos espacios habilitados para esta finalidad: Bibliotecas, salas de lectura, una habitación en casa., pero la verdad es que todas estas condiciones no significan nada cuando una única necesidad es imprescindible: Las ganas de conocer historias y dejarnos cautivar por ellas. Cuando las tenemos, ¡ni el ruido puede evitar que leamos!

Cualquier momento, cualquier libro

Al igual que hicieron nuestros padres, o hemos hecho con nuestros hijos, solemos elegir el momento de ir a la cama a dormir para acercarnos a los libros. Pero cuando la magia de una historia nos atrapa, es evidente que nunca hay tiempo suficiente. Si desgraciadamente, llegamos cansados del trabajo, de los estudios., la lectura nocturna será breve.

Entonces, ¿cuándo y cómo? El secreto es preferir la lectura a, por ejemplo, no hacer nada. A lo largo de un día normal, cualquier persona pasa momentos en el transporte público, en la consulta del médico, aburrida delante del televisor, o incluso, en el baño, ¿por qué no? Y si, en vez de matar el tiempo, ¿lo llenamos de lecturas? Busquemos libros apropiados al tiempo que tenemos y al lugar donde leemos.

No sé qué leer

Si creemos que ésta es nuestra excusa, busquemos otra. Tenemos a nuestra disposición un grupo de profesionales, libreros y bibliotecarios, esperando a que les pidan consejo. Además, seguramente alguno de nuestros amigos es un gran lector y estará encantado de podernos ayudar a escoger. Pensemos en los libros de relatos cortos, cuentos, poesías., así tendremos la sensación de empezar y de acabar una lectura; y si disponemos de más tiempo libre, escojamos novelas más largas. Busquemos también un buen librero o un amigo que conozca nuestros gustos y necesidades y que pueda recomendarnos el libro que necesitemos en cada momento.

Otro de los argumentos más usados es la dificultad para fijar la atención en la lectura durante un tiempo muy largo. Esto tiene una fácil solución: Comencemos por lecturas breves, sobre temas que nos interesen. Leamos el libro que nos ha recomendado algún amigo; siempre podemos comentarle nuestras dudas y eso nos ayudará a seguir más fácilmente el hilo del relato.

Los libros son caros

¡Con esto no convenceremos a nadie! Hay ediciones de bolsillo más baratas que una cena, una copa o una entrada de cine. y esto no quiere decir que se tengan que elegir sistemáticamente esas ediciones, ¡cuidado! Siempre se puede recurrir a las bibliotecas públicas, que disponen de ejemplares para el préstamo gratuito, y hay opciones más pintorescas como los clubs de lectores o el bookcrossing, que multiplican hasta el infinito las posibilidades de conseguir material para la lectura.

En fin, ahora ya no queda ninguna excusa: se tiene que reconocer que el que no lee es porque no quiere. Pero debe ser consciente que pierde un abanico de posibilidades de vivir las vidas de otros, de conocer otros mundos y, sobre todo, de pasar buenos momentos. El placer de la compañía de un libro es inmenso y siempre fiel.


Traducido de la campaña "Llegir en Valencià" - 3. Jo voldria, però. No tinc temps!

http://www.documentalistaenredado.net/386/inventario-de-obstaculos-y-otras-excusas-para-no-leer/

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lectura y vocabulario

Rubén Martínez González



Uno de los problemas más comunes a los que se enfrenta un lector de cualquier tipo (que lo hace por necesidad, por interés o por gusto), de cualquier nivel educativo y con cualquier tipo de texto, es el de encontrarse con una palabra desconocida. La lectura, hasta entonces fluida, se detiene ante el inconveniente. La persona duda, vacila. Si continúa la lectura pueden ocurrir dos cosas: que el contexto aclare o dé pistas sobre el significado de la palabra, o que la información siguiente se vuelva confusa porque le hace falta el eslabón que constituye dicha palabra. Por el contrario, si detiene la lectura y pregunta a alguien o consulta un diccionario, habrá roto con la secuencia y el ritmo de la lectura.



La aparición de palabras desconocidas durante la lectura es un hecho perfectamente normal. Amén de que nadie las conoce todas, una de las funciones que cumple la lectura es precisamente esa, la de brindar la posibilidad de aprender palabras y expresiones nuevas y, con ello, el poder construir nuevos conceptos para explicarnos el mundo que nos rodea. Mientras mayor sea el vocabulario del lector, más fluidez tendrá su lectura y más comprenderá de lo expresado en el texto.



Lectura y vocabulario, pues, interactúan y se retroalimentan. Independientemente de cuál sea su propósito y a quién vayan dirigidos, los autores saben que sus textos pueden contener palabras desconocidas para el lector, por lo que utilizan una serie de claves contextuales para ayudarlos a entender lo escrito. La siguiente lista está tomada del libro El proceso lector y su evaluación de Flor Cabrera, Donoso y Marín (1994).



o Definiciones: definir la palabra en el mismo contexto: “La isla, tierra rodeada por agua, en la que se encontraban los niños…”



o Sinónimos: utilizar palabras conocidas con significado similar: “fue muy veloz en la carrera, ya que corrió muy rápido…”



o Antónimo: utilizar una palabra opuesta para remarcar el sentido de la anterior: “es una niña muy activa, nunca se está quieta…”



o Sumario: utilizar la descripción para clarificar un contexto: “María es una chica con muchos amigos, presta fácilmente sus cosas y siempre está dispuesta a ayudar a sus compañeros, por ello, sus amigos la consideran muy sociable…”



o Ejemplos: reseñar una situación concreta que sirva de modelo: “Pedro es un niño muy solitario, como se vio en la fiesta donde no jugó con nadie, permaneció todo el tiempo sentado en un rincón…”



o Adición: añadir contenido que esclarece el significado: “Cervantes, un novelista español, escribió…”



o Agrupación: incluir la palabra con otras, todas refiriéndose al mismo campo semántico: “… y se compró naranjas, peras, manzanas y un kiwi...”



Un lector experimentado utiliza estas claves contextuales para inferir el significado de la palabra desconocida y no detener la lectura. Sin embargo, la mayoría de la gente ha aprendido a hacer esto solos, cuando esta estrategia pudiera formar parte de un plan más amplio para enseñar a leer. No sé si algunos –o todos– profesores hacen esto. Ojalá que sí.


En: Ecos de la costa 18 de septiembre 2006
http://www.ecosdelacosta.com.mx/index.php?seccion=15&id=2898&encabezado=Lectura%20y%20vocabulario