Rubén Martínez González
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La aparición de palabras desconocidas durante la lectura es un hecho perfectamente normal. Amén de que nadie las conoce todas, una de las funciones que cumple la lectura es precisamente esa, la de brindar la posibilidad de aprender palabras y expresiones nuevas y, con ello, el poder construir nuevos conceptos para explicarnos el mundo que nos rodea. Mientras mayor sea el vocabulario del lector, más fluidez tendrá su lectura y más comprenderá de lo expresado en el texto.
Lectura y vocabulario, pues, interactúan y se retroalimentan. Independientemente de cuál sea su propósito y a quién vayan dirigidos, los autores saben que sus textos pueden contener palabras desconocidas para el lector, por lo que utilizan una serie de claves contextuales para ayudarlos a entender lo escrito. La siguiente lista está tomada del libro El proceso lector y su evaluación de Flor Cabrera, Donoso y Marín (1994).
o Definiciones: definir la palabra en el mismo contexto: “La isla, tierra rodeada por agua, en la que se encontraban los niños…”
o Sinónimos: utilizar palabras conocidas con significado similar: “fue muy veloz en la carrera, ya que corrió muy rápido…”
o Antónimo: utilizar una palabra opuesta para remarcar el sentido de la anterior: “es una niña muy activa, nunca se está quieta…”
o Sumario: utilizar la descripción para clarificar un contexto: “María es una chica con muchos amigos, presta fácilmente sus cosas y siempre está dispuesta a ayudar a sus compañeros, por ello, sus amigos la consideran muy sociable…”
o Ejemplos: reseñar una situación concreta que sirva de modelo: “Pedro es un niño muy solitario, como se vio en la fiesta donde no jugó con nadie, permaneció todo el tiempo sentado en un rincón…”
o Adición: añadir contenido que esclarece el significado: “Cervantes, un novelista español, escribió…”
o Agrupación: incluir la palabra con otras, todas refiriéndose al mismo campo semántico: “… y se compró naranjas, peras, manzanas y un kiwi...”
Un lector experimentado utiliza estas claves contextuales para inferir el significado de la palabra desconocida y no detener la lectura. Sin embargo, la mayoría de la gente ha aprendido a hacer esto solos, cuando esta estrategia pudiera formar parte de un plan más amplio para enseñar a leer. No sé si algunos –o todos– profesores hacen esto. Ojalá que sí.
En: Ecos de la costa 18 de septiembre 2006
http://www.ecosdelacosta.com.
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