A Esther Cárdenas y la Asociación de Libreros en
Zacatecas
Eduardo Campech Miranda
En este espacio y en diversas
ocasiones he manifestado que existen múltiples voces, originadas desde varios
espacios lanzando arengas a favor de la lectura, conminando a leer con
estrategias mal elaboradas, e incluso, mal copiadas. Sin embargo, la
incongruencia (que también he mencionado en alguna ocasión) sale a flote a las
primeras de cambio.
La desafortunada noticia de la
disminución de días que estará la tradicional Feria Municipal del Libro, dada a
conocer la semana pasada, es sólo un botón de muestra. En tiempos donde leer es
algo tan inusitado para la gran mayoría de la población mexicana, al grado de
premiar a quienes sí lo hacen, a las autoridades (a esas mismas que se dan
golpes de pecho por las pírricas estadísticas) les parece que con cinco días
basta y sobra para que la lectura sea una posibilidad de recreación y se
mejoren los índices lectores.
En los diversos promocionales de
la lectura, escuchamos, leemos, vemos que leer “nos transporta a mundos
fantásticos”, “nos ayuda a obtener nuevos conocimientos”, “enriquece el
lenguaje”, “nos brinda temas de conversación”, pero pocas veces nos dice que
una buena lectura propicia el pensamiento crítico, el cuestionamiento constante
del entorno, la capacidad de análisis, síntesis, y elaboración de propuestas
viables. Leer, desarrolla otras capacidades y habilidades, más allá del mero
acto mecánico de la decodificación que en él se ejerce.
La nueva era que tanto anunció
Televisión Azteca la noche del 30 de noviembre del presente año, está
estigmatizada como una época de ignorancia e ignominia, que de una u otra
manera permean hacia las capas inferiores del poder. ¿Para qué voy a propiciar que
la gente lea si me va a cuestionar o puedo generar un movimiento como el “Yo
Soy 132”? ¿Quién dice que leyendo puedo ser exitoso, si yo jamás he leído y
ostento un cargo de elección popular?
La construcción de una verdadera
democracia no sólo pasa por el respeto del sufragio, desde luego pasa por la
conformación y construcción de una sociedad crítica e informada. Por una
sociedad demandante, participativa y propositiva. De una sociedad que se haga
oír, pero que también sepa escuchar y leer (leer no en el más sintético de los
conceptos, si no leer el mundo).
El compromiso de las autoridades
debe ser, pues, en ese sentido. De tal manera que actos contrarios al
desarrollo cultural, y desde luego, comunitario sólo exhiben la ignorancia, la
falta de compromiso con la comunidad o ambas.
Ojalá y este episodio sea el
motivo para revisar a detalle la política municipal en torno a la lectura y los
libros, en particular, y la cultura, en general. Revisar cuál es el proyecto o
la planificación en términos de bibliotecas públicas, salas de lectura, ferias
de libro y paralibros. Revisar a detalle, es decir, que se expongan acciones y
resultados concretos. El hastío por las cifras alegres y los discursos
demagógicos va colmando a la sociedad. Hasta donde recuerdo, no había una
comisión de cultura en el Ayuntamiento zacatecano. Ahora se confirma que no
existe.
Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 10 de diciembre de 2012.