jueves, 29 de agosto de 2013

¿Una aguja en un pajar?


Eduardo Campech Miranda

Dentro de los nombramientos de la actual administración federal hay dos que celebro y me son esperanzadores: el de Daniel Goldin, al frente de la Biblioteca Vasconcelos y el de Laura Athié, como Directora adjunta de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública. Ambas personas, comprometidas con la lectura, los lectores, los libros y la escritura.

Goldin encabezó el proyecto de la colección “A la orilla del viento”, del Fondo de Cultura Económica, mismo que lanzó a la fama y excelente recepción a textos como La peor señora del mundo, Amadís de Anís, de Francisco Hinojosa, la saga de la trenza de Graciela Montes y, desde luego, esa maravillosa colección de “Los especiales de A la orilla del viento”, donde conocimos a Anthony Brown y obras como El libro de los cerdos, o el simpático chimpancé que es Willy. Después, en editorial Océano impulsó y aumentó la calidad de su catálogo infantil.

Por lo anterior, y sin hacer mención de otros cargos, no es de extrañar que el pasado 30 de abril se haya celebrado el Día del Niño con una verdadera fiesta de la lectura en la biblioteca pública que hoy dirige. Para tal evento convocó a varios mediadores y promotores de lectura del país con una solvente experiencia y una reconocida actitud profesional.

Dicha celebración se entregó como un evento complementario de los servicios bibliotecarios, porque constantemente se están ofertando talleres y diversas actividades, teniendo como resultado el regreso de la población a esa biblioteca pública.

El caso de Laura Athié es similar. Lectora y escritora apasionada, comparte con tino éstos sus placeres. Se ha desempeñado como subcoordinadora nacional de unicef México, asesora en política educativa y cultural del Instituto Politécnico Nacional, asesora y secretaria particular del titular de la Unidad de Planeación de la Secretaría de Educación Pública.

Laura teje historias. De hecho tiene un proyecto el cual encabeza ella misma con el nombre de Tejedora de Historias. Escribir es parte de su estilo de vida, pero escribir desde la vida y la lectura, de la lectura y de la vida. Escribir con sentido y significado. Escribir con ese estilo que invita a otros a hacerlo. También, por ello, tiene sentido el cambio de nombre del antiguo Programa Nacional de Lectura (pnl), por el de Programa Nacional de Lectura y Escritura (pnle).

Los dos casos citados, además de ser avalados por su formación académica, tienen en sus trayectorias una carrera de reconocida vinculación, ya lo he dicho, con los libros, la lectura, la palabra escrita, el lector. No llegan por favores políticos. Saben gestionar y proyectar, tienen claro cuál es el propósito de las instancias en que se desenvuelven (por ejemplo, saben lo que espera el lector porque son lectores), poseen la mirada de lo que se requiere para alcanzar metas y propósitos y cómo debe administrarse el recurso.

Hago alusión a todo esto porque hace un mes, un grupo de trabajadores solicitaron el nombramiento del titular de la institución donde laboran, exigiendo sólo que cumpla con un perfil. Ha pasado un mes y no hay nada. ¿Será que llenar ese requisito es buscar una aguja en un pajar?

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, 24 de junio de 2013.

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